Dos años en el Kurdistán: Experiencias de un oficial político, 1918-1920

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Título original:

Two Years in Kurdistan: Experiences of a Political Officer, 1918-1920

Contenido del libro:

El Kurdistán no existe como país, pero sí como nación. Los kurdos, un pueblo numeroso y antiguo unido por un patrimonio común, están repartidos principalmente por cinco países: Turquía, Irán, Irak, Siria y Rusia.

Durante muchos años han desempeñado el poco envidiable papel de peones en las turbulentas luchas de poder de Oriente Próximo, manipulados por gobiernos que utilizaban los problemas kurdos como medio para superar a sus oponentes. William Rupert Hay era un oficial político británico que estuvo a cargo del distrito de Arbil, en el norte de Irak, de mayoría kurda, entre 1918 y 1920. Se le encomendó la tarea de establecer y mantener el dominio británico en la zona tras la invasión de la Primera Guerra Mundial.

Dos años en el Kurdistán es un detallado relato personal de la estancia de Hay en Arbil. Sigue su evolución desde la calurosa acogida inicial de los kurdos (que, tras la guerra, vivían en condiciones terribles y creían que el dominio británico anunciaba el amanecer de una era nueva y mejor) hasta la rebelión de 1920, pasando por la desilusión ante el endurecimiento de los impuestos, el endurecimiento de las leyes y la incapacidad de los británicos para mejorar significativamente la calidad de vida.

A través de todos estos acontecimientos, Hay traza un vívido retrato de las gentes y lugares del norte de Irak y de muchas experiencias extraordinarias, ya sea la caza del proscrito Nuri Bahil ("un patriota y un héroe... una especie de Robin Hood"), conversando con el gregario jefe tribal Hama Agha (que afirmaba tener 130 años y ser padre de un niño a los 90) o describiendo atentados contra su propia vida.

Lo más importante del libro es que explica los sentimientos hacia la región de un hombre que, muchos años después, desempeñaría, como Residente Político Británico, un papel crucial en la configuración del Golfo moderno. Como señaló Hay en 1921, con notable pertinencia para nuestros días: "Pobre gente, me temo que deben haberse sentido amargamente defraudados de las grandes esperanzas de futuro que albergaban".