La asombrosa ópera prima de Melanie Siebert recorre remotos ríos septentrionales, así como dos de los ríos más amenazados de Canadá, el Athabasca y el Saskatchewan del Norte.
Estos ríos empujan los poemas hacia la contemplación de la pérdida y hacia el terreno de los sueños de Alexander Mackenzie, los desgarrados riffs callejeros de un músico callejero y los vagabundeos fronterizos de una abuela cuya ausencia se siente como una presencia. Las corrientes de los poemas son turbulentas, trenzadas, sumergidas.
Las corrientes narrativas aparecen como afluentes vislumbrados a través de la maleza, y luego se desvían hacia territorios inesperados, donde las fronteras se difuminan -entre el yo y el otro, entre los vivos y los muertos, entre lo humano y lo salvaje- y la pérdida lleva consigo tanto la música como el silencio. En esta virtuosa colección, Melanie Siebert ha transformado el lenguaje en esa cosa tan rara que es una visión poética singular.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)