De Pekín a Mandalay

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Título original:

From Peking to Mandalay

Contenido del libro:

Este fascinante viaje detalla las tradiciones y características locales de una China ya desaparecida. Con relatos de templos y monasterios místicos, historias de un monje de mil años de antigüedad y zonas aún no abiertas al ferrocarril o al avión modernos, los escritos de Johnston podrían haber sido fácilmente la inspiración de Horizonte Perdido, de James Hilton. Johnston, que llegó a ser tutor del emperador niño, era oficial de distrito y magistrado de Wei-hai-wei, y estaba bien cualificado, tanto lingüísticamente como por sus viajes por otras partes de China, para emprender la expedición descrita en la presente obra. En 1902 había viajado por Tongking, Yunnan, los estados chinos de Shan y bajado por el Mekong hasta Siam; y en 1904 había visitado varias de las provincias de China oriental, e incluso había inspeccionado la tumba de Confucio y había sido presentado al septuagésimo sexto descendiente en línea directa del gran filósofo y santo. El último y más ambicioso viaje se inició en enero de 1906, con el objetivo principal de explorar los principados del Tíbet oriental y continuar hacia el sur, hasta Yunnan y Birmania. En lugar de ascender por el Yangtse hasta Hankow e Ichang, el Sr. Johnston siguió la ruta ferroviaria de Lu-han, más interesante, que la finalización (unas semanas antes) del famoso puente sobre el río Amarillo había hecho posible. Así pudo llegar a Hankow, a 759 millas de la capital, en tres días.

El viaje río arriba, pasando por Ichang, es, por supuesto, bien conocido; en Wan-hsien se abandonó el gran río, se pagó a los esforzados barqueros y se inició el viaje por tierra a Chengtu-fu. Aquí y en otros lugares es gratificante observar el buen comportamiento mostrado por el autor; incluso en Liang Shan, donde la difunta señora Bishop fue asaltada y gravemente golpeada, encontró a la gente ordenada y de buen carácter. En Chengtu-fu y en otros lugares se arrojó luz sobre algunas de las investigaciones del Sr. E. C. Baber, siendo los templos y las cuevas prehistóricas de Chiating, y la maravillosa fascinación del Monte Omei, el precipicio más alto del mundo, con su extraño fenómeno atmosférico de una aureola resplandeciente, la "Gloria de Buda", puntos no menos interesantes a los que se hizo referencia. Se espera que los peregrinos hagan sellar certificados en la cima como prueba de haber visitado el lugar sagrado; probablemente acabe imponiéndose la idea europea de enviar postales desde el monasterio más alto. En Ta-chien-lu, el autor tuvo que considerar cuidadosamente la ruta a seguir, y finalmente, tras encontrar una gran oposición por parte de las autoridades locales, decidió desviarse de la carretera de Batang y explorar el valle de Yalong y la carretera montañosa al suroeste de Ta-chienlu. En este tramo de la ruta, sus únicos predecesores habían sido Bonin y Amundsen.

Los habitantes de estas zonas parecen ser todos tibetanos, ya que entre Cheto y Likiang, en Yunnan -aproximadamente un mes de viaje-, el autor no se encontró con un solo chino, incluso el idioma era totalmente desconocido. En Muli, que se parece extrañamente a un trozo del Tirol austriaco, se encontró la ruta del capitán H. R. Davies, y las asociaciones europeas se vieron reforzadas por los excelentes cánticos de los monjes en la lamasería, que al señor Johnston le recordaron a Palestrina. Un poco más al sur se llegó a la curva notablemente aguda del Yangtsé, un accidente geográfico sólo revelado a la ciencia en los últimos diez años. En Likiang se encontró con un caballero francés que se dedicaba a la compra de almizcle, y desde allí hasta Tali-fu y la frontera birmana es terreno bastante trillado. El regreso del señor Johnston a Wei-hai-wei fue por mar. Su familiaridad con el chino y su cuidadoso estudio de las cuestiones etnológicas y de otro tipo, así como de la literatura nativa, confieren a sus notas un valor especial, que difícilmente correspondería a las investigaciones de un viajero ordinario, mientras que su capítulo final contiene algunas reflexiones muy bien ponderadas e instructivas sobre las relaciones entre China y las naciones occidentales.