Covered Calls for Beginners 2021: Step-by-step guide to collect the RENTAL RETURN" every single month on shares already owned"
Wow. Qué año ha sido 2020. Pasamos de que el mercado de valores alcanzara máximos históricos a tener la mayor caída en una sola semana desde la crisis financiera de 2008. Luego, en seis meses, volvimos a los máximos anteriores. Sin embargo, este año sólo formó parte de un periodo más amplio de actividad económica sin precedentes. Mientras que el mercado de valores vivió una de sus mejores décadas después de los mínimos que experimentamos tras la crisis financiera de 2008. La recuperación económica ha dependido de algo casi artificial.
En un principio, los gobiernos empezaron a imprimir dinero en forma de relajación cuantitativa para evitar que todo el ecosistema financiero se viniera abajo. Sin embargo, rápidamente se acostumbraron al hábito y ahora imprimir dinero es una segunda naturaleza para ellos. Otra política monetaria a la que se han adherido es la de los tipos de interés mínimos. La teoría es que, con unos tipos de interés tan bajos, los consumidores tendrán menos miedo a pedir dinero prestado para financiar sus compras. Esto, a su vez, reactivará la economía.
Esa es la teoría. En la práctica, los resultados han variado. Mientras que la actividad económica estadounidense aumentó, Japón nunca llegó a recuperarse. La economía japonesa ha crecido a un ritmo fijo del 1,14% (muy por debajo de otras naciones desarrolladas) desde 1986, y los tipos de interés se han mantenido en mínimos históricos durante todo este tiempo. Sin embargo, la reciente pandemia ha acabado incluso con esas escasas ganancias, y la economía ha vuelto a caer al mismo nivel que tenía en 2008.
Para un inversor, este entorno ha sido complicado de manejar. Comprar un fondo indexado al S&P 500 habría sido una inversión rentable. En el lado opuesto, sin embargo, tenemos el espectro de un aumento de la inflación gracias a la incesante impresión de dinero. También está el hecho de que los tipos de interés, por los suelos, no ofrecen fuentes seguras de ingresos. En el pasado, las cuentas de ahorro y los certificados de depósito proporcionaban cierto grado de rentabilidad que permitía mantenerse por delante de la inflación.
Este ya no es el caso. La inflación ronda actualmente el uno por ciento, pero se prevé que aumente hasta el dos por ciento (Ferreira, 2019). En 1999, el rendimiento medio de un CD bancario a 1 año era del 4,85%. Hoy en día, ese mismo CD a 1 año paga solo el 0,46%, lo que ni siquiera permite seguir el ritmo de la inflación.
En este punto, las cuentas de ahorro no son realmente cuentas de ahorro; son más bien cuentas de agotamiento, ya que la inflación se come el valor real de tu dinero. En este entorno, las inversiones alternativas han ganado popularidad. Los precios del oro y la plata se han disparado gracias a la devaluación constante que ha provocado la impresión de papel moneda. Las criptomonedas han aumentado su popularidad hasta el punto de convertirse en una clase de inversión alternativa de buena fe.
Incluso gestores de fondos de cobertura como Paul Tudor Jones han dedicado parte de su cartera a invertir en criptomonedas (Schatzker, 2020). La idea central detrás de todas estas inversiones es que son una cobertura.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)