Puntuación:
El libro de Carl Rogers es muy elogiado por su relevancia, su contenido perspicaz y su estilo de comunicación eficaz. Muchas reseñas destacan sus ideas fortalecedoras sobre las relaciones humanas y el crecimiento personal, lo que lo convierte en una lectura valiosa tanto para educadores como para individuos. Sin embargo, algunos lectores expresan su decepción por su corta extensión y su elevado precio, lo que indica que puede no cumplir las expectativas de un libro tradicional.
Ventajas:⬤ Estilo de escritura atractivo y cercano
⬤ poderosas ideas sobre filosofía psicológica y relaciones humanas
⬤ considerado una lectura obligada para el crecimiento personal y la comprensión
⬤ muy recomendable para familias y educadores
⬤ repleto de sabiduría a pesar de su breve formato.
⬤ Extremadamente breve (sólo 23-40 páginas), lo que puede dejar a algunos lectores con ganas de más
⬤ percibido como excesivamente caro para su extensión
⬤ algunos compradores se sintieron decepcionados porque no era un libro más extenso.
(basado en 18 opiniones de lectores)
Becoming a Person
Becoming a Person, 1954.
En muchos sentidos, Carl Rogers fue un revolucionario. Criado en un hogar estricto y conservador, Rogers acabó desarrollando una teoría de la psicología que barría las viejas estructuras de poder y ponía al paciente a cargo de su propio tratamiento. Su obra sigue siendo importante por lo que nos enseña sobre las relaciones y el potencial humano, así como sobre psicología.
A diferencia de otros psicólogos anteriores, como Sigmund Freud o Carl Jung, Rogers no elaboró una teoría unificadora de la conciencia humana. Su obra no se centra en las pulsiones inconscientes, la memoria colectiva o los impulsos ocultos. No se detiene en los recuerdos de la infancia ni en la sexualidad, a menos que el paciente (o, por utilizar la palabra del propio Rogers, el cliente) quiera detenerse en esas cuestiones.
En su lugar, Rogers se centró en lo que denominó el deseo de autorrealización. Creía que creando las condiciones adecuadas, la terapia podía liberar a las personas de todo lo que las retenía para que pudieran descubrir su verdadero yo y vivir en armonía con el mundo que las rodeaba.
Rogers es probablemente más conocido por desarrollar lo que denominó terapia no directiva o centrada en el cliente. Sostenía que las personas eran innatamente buenas y poseían la capacidad de curarse a sí mismas, incluso cuando se habían desconectado gravemente de la realidad. Sin embargo, este tipo de curación no podía producirse en el vacío. Rogers subrayó la importancia de las relaciones terapéuticas para dar a las personas la confianza y la libertad necesarias para desarrollarse, de modo que pudieran alcanzar su verdadero potencial.
Rogers asignó a los terapeutas un papel distinto del que habían tenido tradicionalmente. Tradicionalmente, los analistas habían tenido un papel bastante activo en el tratamiento de sus pacientes, ofreciendo sus opiniones sobre las necesidades y los progresos de los pacientes. Sin embargo, con el sistema de Rogers, los terapeutas adoptaban una posición más pasiva. En lugar de diagnosticar a sus pacientes o presentar un plan de tratamiento, los terapeutas se centraban en crear una atmósfera de calidez, seguridad y aceptación.
El terapeuta ideal de Rogers no era una figura de autoridad distante, que tomaba notas mientras su paciente vertía sus primeros recuerdos de la infancia. Rogers quería que los terapeutas entablaran una relación auténtica con sus pacientes. Esto les daría el espacio que necesitaban para dejar caer sus máscaras y enfrentarse gradualmente a su verdadera personalidad.
Los lectores atentos se darán cuenta de que Rogers estaba influido por Soren Kierkegaard, sobre todo en lo que se refiere a la búsqueda continua del yo. Rogers cita a Kierkegaard cuando decía: "Querer ser el yo que uno es en realidad es lo contrario de la desesperación".
Convertirse en persona parte de esa idea -la búsqueda del yo en combinación con la búsqueda de la felicidad- y la aplica al problema central del psicólogo, a saber, qué hacer cuando se enfrenta a una persona atribulada y conflictiva que busca y espera ayuda. Para Rogers, cada paciente tiene el mismo problema: ¿quién soy realmente? ¿Cómo puedo llegar a ser yo mismo? El psicólogo de éxito puede ayudar a sus clientes a responder a esa pregunta.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)