Puntuación:
El libro presenta un oportuno examen de las amenazas a la democracia liberal, centrándose en las estructuras de gobierno y la erosión de las normas democráticas. Mientras que algunos lectores lo encuentran perspicaz e importante, otros lo critican por su densa redacción, la falta de pruebas sólidas y su percibida parcialidad política.
Ventajas:⬤ Proporciona un enfoque oportuno y racional de las amenazas actuales a la democracia.
⬤ Los autores están bien informados y presentan importantes investigaciones y perspectivas.
⬤ Identifica con éxito los peligros para la democracia, como el partidismo y las tendencias autoritarias.
⬤ El estilo de redacción es denso y no es fácilmente accesible.
⬤ Carece de pruebas sólidas que respalden sus afirmaciones, y algunos lectores creen que se basa en opiniones.
⬤ Algunas críticas sugieren un sesgo partidista, afirmando que promueve una narrativa política específica.
(basado en 7 opiniones de lectores)
How to Save a Constitutional Democracy
Las democracias están en peligro. En todo el mundo, una creciente ola de líderes populistas amenaza con erosionar las estructuras centrales del autogobierno democrático.
En Estados Unidos, el mandato de Donald Trump ha parecido un punto de inflexión decisivo para muchos. ¿Qué clase de presidente intimida a los jurados, llama a los medios de comunicación "enemigos del pueblo estadounidense" y busca ayuda extranjera para investigar a sus rivales políticos nacionales? Se piense lo que se piense del presidente Trump, muchos creen que la Constitución nos salvaguardará de daños duraderos. Pero, ¿está justificada esa suposición?
Cómo salvar una democracia constitucional defiende con urgencia que ya no podemos permitirnos ser complacientes.
Tom Ginsburg y Aziz Z. Huq, basándose en una amplia gama de experiencias de otros países con retrocesos democráticos, muestran cómo las normas constitucionales pueden tanto obstaculizar como acelerar el declive de las instituciones democráticas.
Los controles y equilibrios del gobierno federal, una sociedad civil y unos medios de comunicación sólidos, y los derechos individuales -como los consagrados en la Primera Enmienda- a menudo fracasan como baluartes contra el declive democrático. Según Ginsburg y Huq, la triste realidad de Estados Unidos es que el diseño de la Constitución hace que la erosión democrática sea más probable, no menos. Su rigidez estructural ha tenido consecuencias imprevistas: ha dejado a la presidencia débilmente regulada y ha facultado al Tribunal Supremo para conjurar doctrinas que, en última instancia, facilitan las violaciones de derechos en lugar de inhibirlas.
Incluso los puntos brillantes de la Constitución -la Primera Enmienda, por ejemplo- pueden tener consecuencias perversas en manos de un hábil comunicador capaz de degradar la esfera pública esgrimiendo un lenguaje de odio prohibido en muchas otras democracias. Nosotros -y el resto del mundo- podemos hacerlo mejor. Los autores concluyen exponiendo medidas prácticas para que las leyes y el diseño constitucional puedan desempeñar un papel más positivo en la gestión del riesgo de declive democrático.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)