Christiaan Barnard: el cirujano que se atrevió

Título original:

Christiaan Barnard: The Surgeon Who Dared

Contenido del libro:

Desde sus humildes comienzos como "chico descalzo" en una pequeña ciudad del corazón de Sudáfrica, aprendió a relacionarse con presidentes y primeros ministros, con la realeza y los papas, y rápidamente abrazó la alta vida de la jet-set que le rodeaba. Durante toda su vida fue un mujeriego en serie, que se acostaba con famosas estrellas de cine europeas (y con sus secretarias). Sobrevivió a tres tempestuosos matrimonios y divorcios, en los que cada esposa era más joven que la anterior, hasta que la diferencia de edad llegó a los 40 años. Este cirujano de formación científica recurrió sin éxito a los servicios de un "brujo" (un sangoma) para que le ayudara a castigar a quienes habían contribuido a la ruptura de su segundo matrimonio. Sin experiencia alguna, entrenó a su hija para que se convirtiera en la segunda esquiadora acuática del mundo, aunque le decepcionó que nunca llegara a ser campeona del mundo. Tal vez el inmenso esfuerzo que dedicó a llevarla al éxito explicara el relativo abandono de su hijo mayor, que, siendo un joven médico, sufrió una creciente depresión hasta que murió de una sobredosis de drogas a una edad temprana. El cirujano persiguió sus objetivos en la cirugía cardiaca a pesar de toda una vida de dolor por la artritis y una discapacidad por asma, que podrían haber acabado con su vida. Tras crear el primer gran programa de cirugía cardiaca de África, acabó distrayéndose con otros intereses hasta convertirse en una mera sombra en su propio departamento.

Sin embargo, permaneció en el candelero gracias a sus dotes de orador y escritor. Viajó por todo el mundo; publicó dos autobiografías; escribió libros populares sobre salud para el público, especialmente relacionados con las enfermedades cardiacas y la artritis; y escribió libros sobre temas tan variados como la política del apartheid en su país natal y la eutanasia. Se convirtió en un columnista popular y bien considerado de varios periódicos sudafricanos y colaboró en la redacción de cuatro novelas. Se introdujo en el mundo de los negocios y amplió las escasas recompensas económicas obtenidas por sus servicios quirúrgicos al sistema sanitario sudafricano invirtiendo en restaurantes de Ciudad del Cabo, creando una reserva de caza en el interior de Sudáfrica y causando polémica por su papel en la publicidad de una crema que supuestamente prevenía las arrugas de la piel. Creó una fundación para la investigación cardiaca y otra que pagaba los viajes de niños de todo el mundo a Ciudad del Cabo para someterse a operaciones correctivas a corazón abierto. Este hombre carismático y controvertido era Chris Barnard, quien, por cierto, también se atrevió a realizar el primer trasplante de corazón humano del mundo en diciembre de 1967. ¿Podemos resumir a Chris Barnard? No muy fácilmente. Era un médico de primera: hábil, experto, compasivo, concienzudo, preocupado, decidido y sabio.

Era un cirujano inquieto e innovador -aunque famoso por su irascibilidad en el quirófano-, con visión de futuro en el campo que había elegido y la capacidad, el juicio y el valor para contribuir a ese desarrollo. Era un conferenciante y narrador informativo y muy ameno, un escritor de talento, un agricultor, un restaurador, un embajador oficioso de su país y un buen amigo.