Puntuación:
El libro analiza la compleja historia de los tratados con los indios americanos, destacando su importancia como acuerdos entre gobiernos a pesar de ser a menudo injustos o fraudulentos. Mientras que algunos lo elogian por arrojar luz sobre un tema descuidado, otros lo critican por presentar una narración sesgada que simplifica en exceso los acontecimientos históricos.
Ventajas:El libro sensibiliza eficazmente sobre los tratados de los indios americanos y su importancia en el reconocimiento del estatus soberano de los pueblos nativos. Utiliza una selección de tratados para ilustrar la complejidad y la importancia de estos acuerdos en la historia de Estados Unidos.
Desventajas:Los críticos sostienen que el libro ofrece una visión unidimensional que retrata a los europeos como totalmente negativos y a los indios como víctimas inocentes, careciendo de un enfoque matizado. Se dice que tiene prejuicios personales que influyen en la narración histórica, y los lectores también expresan su deseo de contar con mapas más claros que ayuden a comprender el contexto histórico.
(basado en 2 opiniones de lectores)
Pen and Ink Witchcraft: Treaties and Treaty Making in American Indian History
Los pueblos indios firmaron unos cuatrocientos tratados con Estados Unidos entre la Revolución Americana y 1871, cuando el Congreso los prohibió. Firmaron nueve tratados con la Confederación, así como innumerables otros a lo largo de los siglos con España, Francia, Gran Bretaña, México, la República de Texas, Canadá e incluso Rusia, por no mencionar colonias y estados individuales. En retrospectiva, los tratados parecen pasos bien ordenados en el camino de la desposesión y el imperio. La realidad era mucho más complicada.
En Pen and Ink Witchcraft, el eminente historiador nativo americano Colin G. Calloway narra la historia de la diplomacia entre los indios norteamericanos y sus adversarios imperiales, en particular Estados Unidos. Los tratados eran encuentros culturales y dramas humanos, cada uno con su elenco de personajes y agendas en conflicto. Muchos tratados, señala, no se referían a tierras, sino al comercio, la amistad y la resolución de disputas. Lejos de ser unilaterales, se negociaron en el terreno cultural y geográfico de los indios. Cuando los mohawks recibieron a comerciantes holandeses a principios del siglo XVII, sellaron un tratado de amistad con un cinturón de wampum con hileras paralelas de cuentas moradas, que representaban a las partes viajando juntas, como iguales, por el mismo río. Pero la república estadounidense convirtió cada vez más la firma de tratados en una herramienta de usurpación del territorio indio. Calloway rastrea este proceso centrándose en los tratados de Fort Stanwix (1768), Nueva Echota (1835) y Medicine Lodge (1867), además de acontecimientos como la Paz de Montreal en 1701 y los tratados de Fort Laramie (1851 y 1868). Su análisis demuestra que los líderes nativos no eran tontos. Los registros de las negociaciones, escribe, muestran que "los indios con frecuencia igualaban a sus homólogos colonizadores en astucia diplomática e intentaban, literalmente, mantenerse firmes".
Cada tratado tiene su propia historia, escribe Calloway, pero juntos cuentan un relato rico y complicado de momentos de la historia americana en los que las civilizaciones chocaron.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)