Xenia

Contenido del libro:

Aquel día todo cambió. El mundo que ella conocía ya no existía.

Desapareció sin dejar rastro, ahora que lo recuerda. Cierto, no debería haber venido aquí, se dice Xenia. Pero si no hubiera venido, ¿se habría salvado de perder el mundo y todo lo que había apreciado desde su juventud? No está segura.

Todo empezó cuando conoció a Calista, la gran reina de Kumaran, cuya belleza, según se decía, cegaría y vencería a todos sus enemigos.

Efectivamente, según recuerda Xenia, conocer a Calista fue inolvidable en cierto modo, pero no de la forma que ella podría haber disfrutado. La gente diría fácilmente que nada podía ser más dichoso que vivir en el palacio donde dormía, caminaba y hablaba Calista, la encarnación divina de la mismísima diosa Nicca, cuya gracia tocaba todas las formas de vida que se cruzaran en su camino.

Ni siquiera les importaría creerlo, si Calista exhalara copos de oro que llovieran como relucientes nieves, y se convirtiera en medicina capaz de curar todas las enfermedades humanas. Pero el encuentro de Xenia con la reina no fue tan fantasioso como cualquiera podría haber esperado. No fue como si la hubieran traído a ese palacio como una dama de honor o algo parecido.

De hecho, Xenia no fue bien recibida por Calista y lo supo muy bien desde el principio. Por lo que Xenia recuerda, su padre exigió a Calista que la acogiera y la reina se negó en redondo. Xenia, observando distraídamente cómo discutían por ella, no pudo evitar preguntarse qué había llevado a su padre a hablar imprudentemente delante de la reina.

Al principio fue uno de sus trucos políticos, pensó Xenia, que en ocasiones anteriores había escuchado algunos de sus discursos retóricos. Incluso cuando su padre insinuó a Calista que Xenia podría ser la niña perdida de la que la gente llevaba tanto tiempo hablando, a Xenia no le importó mucho el significado de ser la niña perdida y su siniestra implicación.

¿Ser hija de la reina? No, eso no podía ser cierto. Sencillamente, no es cierto. Al enfrentarse a la punzante sospecha de su padre de que la desconsolada reina ha estado desarrollando un siniestro plan para revivir a la princesa Ima, cuyos días están contados, Calista parece estar de acuerdo en mantener a Xenia a su lado.

Pero mientras Calista intenta vengarse del duque, una tormenta, sin que lo sepa la desconcertada Xenia, parece estar a punto de estallar.