Wrongfully Convicted: Declaraciones de culpabilidad, delitos imaginarios y lo que Canadá debe hacer para salvaguardar la justicia

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Título original:

Wrongfully Convicted: Guilty Pleas, Imagined Crimes, and What Canada Must Do to Safeguard Justice

Contenido del libro:

Un destacado jurista explica la tragedia nacional de las condenas erróneas en Canadá, cómo cualquiera puede verse atrapado en ellas y qué podemos hacer para salvaguardar la justicia.

El sistema jurídico canadiense tiene un grave problema: un número significativo pero desconocido de personas han sido condenadas por delitos que no cometieron. Hay casos famosos de condenas erróneas, como los de David Milgaard y Donald Marshall Jr, en los que el sistema condenó por asesinato a la persona equivocada. Pero hay casos menos conocidos: personas que sienten que no tienen más opción que declararse culpables y personas condenadas por delitos imaginados por expertos o la policía que, de hecho, nunca ocurrieron.

Kent Roach, cofundador del Registro Canadiense de Condenas Injustas, autor galardonado y profesor de Derecho, ha dedicado su ilustre carrera a documentar los fallos de nuestro sistema judicial. Su trabajo revela que la carga de las condenas erróneas recae desproporcionadamente en los desfavorecidos, como los indígenas y las personas de raza, los que tienen problemas cognitivos, las madres solteras y los pobres.

Un Crimen Falso conciencia sobre las condenas injustas en un momento en que las exoneraciones por ADN son menos frecuentes y el recuerdo de las condenas injustas más famosas se está desvaneciendo. Roach presenta argumentos convincentes a favor de cambios que hasta ahora los gobiernos no han tenido el valor de introducir. Entre ellos, una mejor regulación legislativa de la policía y los expertos forenses y la creación de una comisión federal permanente e independiente que investigue tanto las condenas erróneas como sus múltiples causas.

La investigación y los vastos conocimientos de Roach apuntan a fallos sistémicos en nuestro sistema judicial. Pero también esboza cambios vitales que pueden prevenir y corregir mejor las condenas erróneas. Mientras no lo hagamos, muchos de los condenados injustamente seguirán esperando la promesa de justicia. Es un problema que afecta a todos los canadienses.