Sólo uno de cada diez europeos de la Edad Moderna vivía en una ciudad.
Sin embargo, las ciudades eran nodos cruciales que unían a productores y consumidores, gobernantes y gobernados, y creyentes de diversas creencias y futuros. También generaron una enorme cantidad de escritos, muchos de ellos centrados en la propia vida cívica.
Pero, a pesar de su evidente importancia, los historiadores han prestado sorprendentemente poca atención al discurso urbano: sus formas, temas, énfasis y silencios invitan a un estudio más profundo. Este libro explora tres dimensiones de los escritos de los ciudadanos de la Edad Moderna sobre sus ciudades: los diversos orígenes sociales de los hombres y mujeres que contribuyeron al discurso urbano, sus nociones de lo que constituía una ciudad hermosa y su uso del diálogo como vehículo literario especialmente apto para expresar la vida y la cultura de la ciudad. Amelang llega a la conclusión de que el discurso urbano de principios de la Edad Moderna se aleja cada vez más de la discusión oral para adoptar la forma de la escritura.
Y aunque el tono dominante de quienes escribían sobre las ciudades seguía siendo de celebración y glorificación, con el tiempo se fue desarrollando un modo más distanciado y menos crítico. Cada vez consideraban más que su tarea fundamental era presentar una descripción objetiva.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)