Puntuación:
El libro ofrece una profunda exploración de la relación entre la artista canadiense Emily Carr y su mono, Woo, destacando las complejidades emocionales de los vínculos entre humanos y animales. Aborda temas difíciles relacionados con el cautiverio y la comprensión de estos vínculos.
Ventajas:La narración es atractiva, está bien documentada y presenta un retrato cálido pero sin concesiones de Emily Carr y su relación con Woo. Los lectores se hacen una idea de las influencias medioambientales en Carr y de la dinámica emocional que implica la tenencia de animales salvajes.
Desventajas:Algunos lectores pueden tener dificultades con la exploración que hace el libro de las implicaciones éticas de la tenencia de animales salvajes, ya que plantea preguntas difíciles sin dar respuestas claras. Los elementos tristes de la historia también pueden resultar difíciles de asimilar para algunos.
(basado en 2 opiniones de lectores)
Woo, the Monkey Who Inspired Emily Carr: A Biography
Aunque Emily Carr es considerada hoy una leyenda canadiense, su imagen más perdurable es la de ella empujando un viejo y destartalado cochecito por el centro de Victoria, cargado de perros, gatos, pájaros... y un mono. Woo, un macaco javanés que Carr adoptó en 1923, ha quedado inextricablemente unido a Carr en el imaginario popular. Pero además, durante su corta vida, Woo estuvo igualmente vinculada a la vida y el arte de Carr.
Nacida en el seno de una familia estrictamente religiosa, Carr nunca fue capaz de conciliar su naturaleza salvaje y apasionada con las asfixiantes costumbres de la acomodada sociedad victoriana en la que creció. Con los años, fue recurriendo cada vez más a la compañía de los animales para encontrar el amor y la confianza que le faltaban en sus relaciones humanas. Al otro lado del mundo, en una laguna de la selva indonesia, Woo (como Carr) se separó de su madre a una edad temprana. El pequeño simio de pelaje "marrón verdoso" y penetrantes ojos dorados fue enviado al otro lado del mundo. Cuando Carr vio a Woo en una tienda de animales, reconoció un espíritu afín y se la llevó a casa.
Woo era muchas cosas para Carr: una hija sustituta, un reflejo de sí misma, un pedazo de naturaleza salvaje dentro de su pensión del centro de Victoria. Al acoger al travieso Woo en su vida, Carr también dio la bienvenida a una libertad que permitió el pleno florecimiento de la expresión artística y dio a Canadá y al mundo un gran arte como ningún otro antes o después. Sin embargo, a pesar del claro amor que Carr sentía por Woo, su caótica vida no siempre le permitió cuidarla adecuadamente. Trágicamente, tras ser hospitalizada por una insuficiencia cardiaca, Carr dispuso que Woo fuera enviada al zoológico de Stanley Park. Sin Carr, Woo murió sola en su jaula un año después.
Hayter-Menzies aborda su tema desde una perspectiva contemporánea de la cautividad de animales salvajes, sin dejar de ser empático con la relación única entre el artista y el mono.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)