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Fue el artista estadounidense más notorio e incomprendido de su época, y también el más influyente. A día de hoy, James Abbott McNeill Whistler (1834-1903) es uno de los nombres más reconocidos de la pintura por su célebre (e interminablemente satirizada) La madre de Whistler, uno de los tesoros del Louvre.
Era, cuando menos, un personaje. Nacido en Massachusetts, se declaraba sureño y acabó viviendo la mayor parte de su vida en el extranjero: en Rusia, Francia e Inglaterra (aunque no podía tolerar más que breves periodos en Francia y le disgustaban profundamente los ingleses).
El sentimiento de alienación beligerante de Whistler se manifestaba de un modo que fascinaba sin cesar tanto a los europeos como a los estadounidenses: su insaciable afán por llevar sus quejas a los tribunales (incluidas las literarias y artísticas); sus enemistades y venganzas con personajes de la talla de Ruskin, Wilde y Beardsley; su ácido ingenio y sus injuriosas invectivas; su capacidad para marcar modas en el arte, la indumentaria e incluso el estilo de vida; sus aventuras amorosas y su incesante ascenso social... La suya fue una vida extravagante, contada aquí "con claridad, juicio y vivacidad" (Leon Edel).
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)