Warthog: Volando con el A-10 en la Guerra del Golfo

Opiniones de los lectores

El libro ofrece un relato atractivo y detallado del papel del A-10 Warthog y de sus pilotos durante la Guerra del Golfo. Combina contexto histórico, relatos personales y comentarios perspicaces sobre el rendimiento y la versatilidad del avión, lo que lo convierte en una lectura recomendada para entusiastas de la aviación y aficionados a la historia militar.

El análisis detallado y bien documentado del despliegue y las operaciones del A-10 durante la Guerra del Golfo, la atractiva narración llena de anécdotas y entrevistas personales, ofrece una perspectiva humana de la guerra aérea y destaca la eficacia del avión a pesar de su diseño de baja tecnología. A muchos lectores les resultó difícil dejarlo y elogiaron su valor educativo.

Algunos lectores mencionaron que el ritmo del libro podía ser lento al principio y que el exceso de detalles hacía que fuera fácil perderse. Algunos lo consideraron árido y menos emocionante, sobre todo en la primera mitad, que se centra más en la preparación y la espera que en la acción. También se comenta la necesidad de más detalles técnicos y de más información sobre las experiencias de los pilotos en la posguerra.

(basado en 147 opiniones de lectores)

Título original:

Warthog: Flying the A-10 in the Gulf War

Contenido del libro:

Un homenaje a uno de los aviones de guerra más feos y letalmente eficaces jamás construidos, así como a los hombres que los pilotaron durante la campaña Tormenta del Desierto.

A partir de entrevistas con más de cien pilotos de A-10 que sirvieron en el Golfo Pérsico durante las hostilidades de 1990-91, Smallwood (él mismo aviador y veterano de la Guerra de Corea) ofrece perspectivas fascinantes sobre el combate aéreo. En los años 70, las Fuerzas Aéreas desarrollaron el A-10 (también conocido como «Warthog») como medio de apoyar a las tropas terrestres con una enorme potencia de fuego.

A continuación, pasa a relatar viñetas anecdóticas en las que detalla la forma en que los llamados «pilotos de cerdos» y sus comandantes pasaban las agotadoras horas de la calma que precede a la tormenta en el inhóspito clima de Arabia Saudí. En el centro de su narración, sin embargo, están los vívidos relatos de cómo los A-10 cumplieron sus misiones de destrucción de tanques, y algo más, una vez iniciada la batalla. Encargados, entre otros objetivos, de derribar lanzadores de misiles y emplazamientos de artillería en la retaguardia del frente (misiones normalmente reservadas a los cazas a reacción), a los Warthogs, lentos y fuertemente armados, se les atribuyó más de la mitad de los daños causados por las bombas a las fuerzas e instalaciones iraquíes.

Empleando tácticas de improvisación, los A-10 también volaron de reconocimiento y ayudaron en rescates de pilotos de la coalición; incluso mataron por aire, derribando un par de helicópteros enemigos. De hecho, la desgarbada plataforma de cañones Gatling del avión funcionaba tan bien que los pilotos exigieron que sus naves fueran rebautizadas como RFOA-10'' (por reconocimiento/combate/observación/ataque'').