Walker: Put a Sock In It

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Contenido del libro:

En esta conmovedora pieza educativa histórica, Tom Walker ofrece a los lectores una visión del mundo de la educación especial pública, con sus muchas recompensas y desafíos. Comparte su visión de cómo creció a base de ensayo y error, y mucha paciencia, compasión y buen humor, desde sus inicios en los años setenta hasta los noventa.

Cuando Walker empezó a enseñar, empezó a anotar las cosas divertidas que ocurrían en clase. Un día estaba leyendo con Stephanie, una de sus alumnas. Estaba cansada e irritada. Le miró y le dijo: "Walker, ponle un calcetín". Tenía un ceceo frontal, y en vez de decir calcetín, dijo "thock".

Walker espera que su libro refleje algunos de los momentos, tanto humorísticos como alentadores, que vivió dentro y fuera del aula durante esas dos décadas.

Sobre el autor.

Tom Walker se crió en la zona rural del sur de Utah, en un pequeño pueblo ferroviario de unos 1.500 habitantes. Fue a la escuela pública y le encantó. Su profesora de segundo curso era la señora Brown, a la que adoraba. Desde entonces, siempre quiso ser profesor.

Después del instituto, Walker se alistó en la Guardia Nacional del Ejército antes de la guerra de Vietnam. Se licenció en educación con especialización en psicología. Su primer trabajo como profesor llegó en 1970 con un contrato para enseñar a estudiantes con discapacidades graves. Estos estudiantes procedían de varias comunidades del sur de Utah y vivían en un hogar de grupo. Tenían edades comprendidas entre los cinco y los veintiún años, con una amplia variedad de discapacidades. Enseñó educación especial durante veinte años y fue testigo de un gran número de cambios en los procedimientos y servicios. Terminó su carrera educativa en la administración en un intento de seguir haciendo cambios positivos para los estudiantes con discapacidades.

La esposa de Walker, Carol, también es educadora y trabaja con alumnos de preescolar con discapacidades. Recientemente se jubiló tras treinta y tres años de docencia. Tienen cuatro hijos increíbles, dos de los cuales son educadores. Ha sido una vida maravillosa.