El evidente deseo de los médicos de utilizar factores de crecimiento para facilitar los procedimientos quirúrgicos reconstructivos, en particular evitando la obtención de injertos autógenos, se ve contrarrestado por la escasa disponibilidad de BMP y TGFβ para uso clínico. Además, los factores de crecimiento suelen presentarse como precursores inactivos o parcialmente activos que requieren activación proteolítica y pueden requerir la unión a moléculas de la matriz para su activación o estabilización.
Los factores de crecimiento también suelen tener una semivida biológica corta. Dado que muchos procesos celulares que intervienen en la morfogénesis requieren una compleja red de múltiples vías de señalización y, por lo general, más de un factor de crecimiento, las investigaciones recientes se han centrado en esquemas para la administración secuencial de múltiples factores de crecimiento.
A diferencia de los factores de crecimiento recombinantes, los concentrados de plaquetas ofrecen la posibilidad de administrar muchos factores de crecimiento autólogos simultáneamente. Esto ha llevado al uso de factores de crecimiento autólogos en forma de concentrados de plaquetas (por ejemplo, PRP, L-PRF, A-PRF, i-PRF), que se derivan de la propia sangre del paciente y consisten principalmente en concentraciones suprafisiológicas de plaquetas y factores de crecimiento (GF).
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)