Vocación a la virtud: El matrimonio cristiano como vida consagrada

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Título original:

Vocation to Virtue: Christian Marriage as a Consecrated Life

Contenido del libro:

Vocación a la virtud trata de responder a una dificultad perenne de la teología católica del matrimonio: ¿cómo conducen la práctica y el vínculo matrimonial a la perfección cristiana de los esposos y de sus hijos? Si el Concilio Vaticano II tiene razón al decir que todos en la Iglesia están llamados a la perfección cristiana, necesitamos una explicación de cómo los consagrados en el sacramento del matrimonio pueden cumplir esa vocación. Si la perfección de la caridad consiste en Cristo mismo, entonces las parejas deben imitar a Cristo.

Pero, ¿cómo? Si Cristo es el esposo pobre, casto y obediente de la Iglesia, entonces los esposos alcanzan la santidad en la medida en que participan de las virtudes propias de Cristo: pobreza, castidad y obediencia. La tesis es que el lenguaje de las virtudes evangélicas (pobreza, castidad y obediencia), una regla de vida y una sólida preparación (tal vez un noviciado) pertenece tan propiamente al matrimonio como a la vida religiosa consagrada. Ambos estados son especificaciones de una consagración bautismal común a Cristo mismo.

Lasnoski intenta establecer este hecho y aplicar constructivamente este lenguaje a la vida conyugal. El libro comienza explicando nuestra crisis matrimonial y los paradigmas teológicos para hablar del matrimonio cristiano como "relación" o como "práctica", y considera los modernos intentos académicos de relacionar la vida conyugal y la vida religiosa consagrada.

A continuación, el libro ofrece una base teológica en Cristo y la Trinidad para una relación más profunda y no competitiva entre la vida religiosa consagrada y la vida matrimonial. Ofrece un relato agustiniano de la relación entre el matrimonio y la vida consagrada, y desarrolla la conexión eclesial entre los estados recurriendo al Evangelio de Juan, que ve la vida cristiana en términos de "hogar".

La tradición de la Iglesia mantiene una relación dialógica entre los consagrados y los casados, un compartir mutuo del lenguaje "monástico" y "doméstico". El último capítulo desarrolla prácticas de vida doméstica cristiana para la vida conyugal utilizando el lenguaje de la pobreza, la castidad y la obediencia, una regla de vida y una especie de preparación para el noviciado.