Viejas escuelas: Modernismo, educación y crítica del progreso

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Título original:

Old Schools: Modernism, Education, and the Critique of Progress

Contenido del libro:

Ganador del Premio AAIS al primer libro.

Old Schools marca una contratradición modernista. El libro da sentido a un aparente anacronismo de la literatura y el cine del siglo XX: la fascinación por formas educativas anticuadas, paradigmáticamente premodernas, que persiste mucho después de haber sido desplazadas por las teorías pedagógicas progresistas.

Los defensores de la educación progresista se volvieron contra el latín en particular. La lengua muerta -enseñada a través de medios probados en el tiempo, como la memorización, la recitación, la copia y otras formas de repetición y recuerdo- necesitaba ser actualizada o eliminada, argumentaban los reformadores, para que los estudiantes pudieran respirar libres y convertirse en modernos, logrando una ruptura con las convenciones y las restricciones.

Sin embargo, el extraordinario libro de McGlazer nos recuerda que la educación progresista fue defendida no sólo por los progresistas políticos, sino también por los fascistas en Italia, donde fue objeto de la crítica de Gramsci. Partiendo de las páginas de Gramsci sobre la clase latina, McGlazer muestra cómo figuras de diversas vanguardias culturales, desde la Gran Bretaña victoriana hasta el Brasil de los años setenta, volvieron a la vieja escuela y la reimaginaron.

Sorprendentemente, las obras que McGlazer considera valoran las técnicas anticuadas de esta escuela incluso en su forma más engorrosa y convencional. Al igual que la clase de latín a la que regresan, estas obras producen restricciones que parecen limitantes pero que, en virtud de esa limitación, invitan a una valiosa resistencia. Al convertir los ejercicios de gramática en versos y las clases repetitivas en voces en off, encuentran recursos improbables para la crítica en las mismas prácticas que los reformistas progresistas intentaron eliminar.

Al registrar la persistencia del pasado incluso cuando responden a las crecientes presiones de la modernización, los escritores y cineastas, desde Pater hasta Joyce y Pasolini, conservan lo que podría parecer apego retrógrado a la tradición, la transmisión, los ritos escolásticos y las formas repetitivas. Pero las pedagogías contraprogresistas que conciben repiten el pasado con efectos cada vez más radicales. Las viejas escuelas nos enseñan que este tipo de repetición puede permitir el cambio que parece impedir.