Vida y carrera ilustradas de William Palmer

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Título original:

The Illustrated Life and Career of William Palmer

Contenido del libro:

El Príncipe de los Envenenadores.

William Palmer era conocido por todos en Rugeley. El hijo de una familia adinerada se había formado en Londres como cirujano y había regresado al pueblo inglés con su bella y respetada esposa para formar una familia y vivir sus días como médico rural.

Pero el doctor Palmer quería más. Más dinero. Más emociones. Más mujeres. Se sumergió en el turbio mundo de las carreras de caballos, apostando fuerte y gastando una fortuna para construir su cuadra de purasangres. Cuando el dinero escaseaba, descubrió que una o dos dosis de alcohol podían despejarle el camino. Se salió con la suya, envenenando a su mujer, a su suegra, a sus hijos pequeños, a sus compañeros de juego y a muchos más, hasta que una vez mató a demasiados.

La historia de los tratamientos mortales del Dr. Palmer, en el nacimiento de los medios de comunicación de masas, fascinó a la nación y se extendió por todo el mundo. El sensacional juicio de 12 días en el Old Bailey de Londres atrajo la atención de la realeza (el príncipe Alberto compró uno de los caballos de Palmer en una subasta) y la literatura (Charles Dickens y Wilkie Collins siguieron el caso) e hizo historia jurídica por ser el primer juicio en el que figuró la estricnina y el primero en ser trasladado debido a la publicidad previa al juicio.

En "The Illustrated Life and Career of William Palmer", el autor anónimo combinó hechos y rumores sobre la vida y los crímenes de Palmer con esbozos de estudiantes de medicina libertinos que disfrutaban de la notoria vida nocturna de Londres y de estafas deshonestas en las carreras de caballos. Con la adición de cientos de notas a pie de página y ensayos contemporáneos añadidos por el historiador y periodista Bill Peschel, el resultado es una mirada convincente a la vida a principios de la era victoriana y al médico criminal que fue colocado "a la cabeza de su profesión" nada menos que por Sherlock Holmes.