Unas palabras para los pastores y otros líderes cristianos: Cosas que Todo Ministro del Evangelio Debe Considerar

Título original:

A Word to Fellow Pastors and Other Christian Leaders: Things Every Minister of the Gospel Must Consider

Contenido del libro:

Velad, pues, por vosotros mismos y por todo el rebaño, en el que el Espíritu Santo os ha puesto como obispos para apacentar la congregación de Dios, que él ha adquirido con su propia sangre. - Hechos 20:28.

El objetivo del ministerio cristiano es convertir a los pecadores y edificar el cuerpo de Cristo. Ningún ministro fiel puede quedarse corto en esto. El aplauso, la fama, la popularidad, el honor y la riqueza son vanos. Si las almas no son ganadas, y si los santos no son madurados, nuestro ministerio mismo es vano.

Preguntas que debemos hacernos ¿Ha sido el propósito de mi ministerio y el deseo de mi corazón salvar a los perdidos y guiar a los salvados? ¿Es éste mi objetivo en cada sermón que predico y en cada visita que hago? ¿Es bajo la influencia de este sentimiento que vivo, camino y hablo continuamente? ¿Oro y me esfuerzo y ayuno y lloro por esto? ¿Gasto y gasto por esto, considerando que, junto a la salvación de mi propia alma, mi mayor alegría es ser el instrumento para salvar a otros? ¿Existo para esto? ¿Para lograr esto, moriría con gusto? ¿He visto la complacencia del Señor prosperar en mis manos? ¿He visto almas convertidas bajo mi ministerio? ¿Ha encontrado el pueblo de Dios refrigerio de mis labios y ha seguido su camino regocijándose, o no he visto fruto de mis labores? ¿Me conformo con permanecer infructuoso? ¿Estoy satisfecho de predicar sin saber de una impresión salvadora que haya hecho o de un pecador que haya despertado?

El hombre no necesita opiniones.

Necesita la verdad. No la teología, sino a Dios. No la religión, sino a Cristo. No literatura ni ciencia, sino el conocimiento del amor gratuito de Dios en el don de su Hijo unigénito.

Tabla de Contenidos

⬤ La Importancia de Estar Caliente por Cristo.

⬤ La importancia de estar bien con Dios.

⬤ El peligro de un ministerio infructuoso.

⬤ La importancia de eliminar nuestras faltas.

⬤ La Necesidad de Avivamiento en el Ministerio.

Título anterior: Palabras a los ganadores de almas

Acerca del Autor

En 1808, Horacio Bonar nació en una familia de varias generaciones de ministros del Evangelio. Se graduó en la Universidad de Edimburgo y fue ordenado en 1838. Como joven pastor en North Parish, Kelso, predicó en pueblos y granjas, demostrando ser consolador y guía. En 1843, se unió a otros 450 pastores para formar la Iglesia Libre de Escocia tras la "Disrupción". Horacio Bonar escribió numerosos libros, tratados, publicaciones periódicas y más de 600 himnos. Creía que la gente necesitaba la verdad, no opiniones.

Dios, no teología.

Y a Cristo, no a la religión. Desde su primer sermón hasta el último, terminaba con "A la hora que no pensáis, viene el Hijo del Hombre".