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Once in a very blue moon
Era una calurosa noche de julio y la luna estaba tan hinchada que casi podía cegarte si la mirabas fijamente. Era una hermosa noche azul.
La joven pareja estaba abrazada en la parte trasera de un coche aparcado en Lookout Park, el punto más alto de la ciudad de Davenport, Iowa. El mirador era un punto de referencia desde el que se podía ver todo el río Misisipi hasta Illinois. El puente Centennial era un arco centelleante sobre el cielo negro.
Un anticuado barco fluvial que parecía una tarta nupcial flotaba río abajo.
El constante batir de los remos podía hacer dormir hasta al bebé más quisquilloso, pero la música Dixieland y las risas que salían del interior te mantenían despierto hasta el amanecer. La joven pareja acababa de ver «Romeo y Julieta» en el autocine local.
La chica, de diecisiete años, era preciosa; tenía el pelo largo y oscuro, la cara ovalada y grandes ojos marrones bordeados de espesas pestañas; llevaba un vestido de verano amarillo. El hombre, de veinte años, la sostenía en sus brazos; tenía una espesa cabellera rubia y unos ojos azules de ensueño. Elvis Presley cantaba Love Me Tender.
El joven cogió la cabeza de la chica entre sus manos y ella levantó la cara y cerró los ojos y se sintió atraída hacia él y envuelta y rodeada por su amor. Sus labios presionaron los de ella y las palmas de sus manos le taparon los oídos, de modo que lo único que oía era el torrente de su propia sangre. Cerró los ojos con fuerza, conteniendo las lágrimas.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)