Una invocación de fragmentos

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Título original:

An Invocation of Fragments

Contenido del libro:

El lector de An Invocation of Fragments (Invocación de fragmentos), de Ted Charnley, quedará inmediatamente impresionado por tres cualidades presentes en toda esta notable y siempre sorprendente colección: la erudición, el ingenio y el dominio del oficio. Las alusiones son múltiples y de gran alcance, y la variedad de formas - sáficas, sonetos, villanelas, pantoums, rondeaus, por nombrar sólo algunas - es sobrecogedoramente impresionante. Además, es como si el poeta se hubiera tomado a pecho el consejo de Keats a Shelley y hubiera cargado "cada grieta con mineral": sin ser excesivamente densos, los versos individuales están cargados y repletos de significado. Los "fragmentos" que el poeta invoca con sentimiento y que el lector descubre y saborea aquí son los de la propia civilización occidental, convocados y reflexionados por una conciencia bien abastecida, curiosa y comprometida.

- Bruce Bennett, autor de Just Another Day in Just Our Town.

Desde Safo a Groucho, pasando por un joven de dieciocho años en su muscle car o un padre que se lamenta de la belleza de su hija, que sin duda acelerará su marcha del nido, estos poemas reúnen una rica colección de personas. Ya sean héroes y villanos de la historia, el mito o la literatura, o gente corriente que vive su vida cotidiana, Ted Charnley les da vida hablándoles no sólo de ellos, sino también a ellos y a través de ellos. Muchos poemas, algunos en formas tradicionales, emplean hábilmente técnicas como la métrica, la rima y la aliteración. Sus vívidos personajes, combinados con descripciones densas y texturadas y creativas interpretaciones de la conciencia social, hacen de este libro una delicia de lectura.

- Beth Houston, editora de Rhizome Press.

An Invocation of Fragments muestra el talento de Ted Charnley para adecuar la forma poética al tema. Utiliza la prosodia acentual y aliterada de los anglosajones para describir un granero envejecido pero todavía robusto. Para su canción de amor a Nueva Orleans, que se niega a halagar a la amada, elige la métrica común. Para describir la danza macabra de las enfermeras que hacen sus rondas atendiendo a los enfermos contagiosos de Covid, escribe un rondeau. Hace repetir de "La violación de Proserpina" lo que el célebre escultor Bernini decía de su modelo, sobre la que se forzaba: "No le he dado voz". Habiendo elegido el clarificador y difícil trabajo de escribir versos formales, Charnley deja que un sepulturero hable por él: "Lo que es duro para las manos libera la cabeza".

- Alfred Nicol, autor de Animal Psalms.