Una herencia agridulce: Esclavitud, arquitectura y paisaje británico

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Título original:

A Bittersweet Heritage: Slavery, Architecture and the British Landscape

Contenido del libro:

El derribo en 2020 de la estatua del traficante de esclavos Edward Colston por manifestantes de Black Lives Matter en Bristol fue un dramático recordatorio del papel de Gran Bretaña en la esclavitud transatlántica, demasiado a menudo pasado por alto. Sin embargo, el legado de esa economía depredadora va mucho más allá de los monumentos conmemorativos de bronce; sigue conformando todo el tejido visual del país.

La arquitecta Victoria Perry explora la relación entre la riqueza de las élites esclavistas y la arquitectura y los paisajes de la Gran Bretaña georgiana. Revela cómo los beneficios de las plantaciones de azúcar del Caribe alimentaron la opulencia de las casas señoriales y los jardines paisajísticos. El comercio de esclavos y de productos cultivados por ellos también impulsó la prosperidad de puertos como Bristol, Liverpool y Glasgow, desplazando la influencia cultural hacia el oeste atlántico. Surgieron nuevos centros artísticos como Bath, mientras que la inversión en zonas pobres y remotas de Gales, Cumbria y Escocia propició su «reimaginación» como destinos turísticos: Snowdonia, los Lagos y las Highlands. El mecenazgo de los plantadores ausentes popularizó las ideas británicas de «paisaje natural» -considerar las montañas, los ríos y las rocas como arte paisajístico- y luego exportó el concepto de paisajes «sublimes y pintorescos» al otro lado del Atlántico.

A Bittersweet Heritage desentierra la historia esclavizadora de las mansiones, puertos, carreteras y campos británicos, y explica con fuerza lo que este legado significa hoy en día.