A Big History of North America: From Montezuma to Monroe
La relación especial entre el Reino Unido, una potencia establecida y segura, y Estados Unidos, una potencia emergente, comenzó tras la Guerra de 1812, cuando los antiguos enemigos buscaron el acomodo mutuo en lugar de la aniquilación. Al mismo tiempo, México, también una potencia emergente, no tuvo tanta suerte. Su relación con España, una potencia consolidada pero en declive, se tornó hostil con la salida definitiva de España de Norteamérica tras la Guerra de la Independencia mexicana, dejando a su antigua colonia aislada, inestable internamente y vulnerable a los ataques externos. México representaba una pequeña amenaza para su vecino del norte. Así pues, en la tercera década del siglo XVIII, el destino de Norteamérica ya era en gran medida discernible.
Sin embargo, el viaje de tres siglos hasta llegar a este punto había sido cualquier cosa menos predecible. El ascenso de Estados Unidos como potencia regional estuvo muy condicionado por factores transcontinentales, transpacíficos y, sobre todo, transatlánticos, en constante cambio, que influyeron en las tres esferas culturales interactivas de Norteamérica: la indígena, la hispana y la anglosajona. Y si Estados Unidos marcó profundamente la historia de Canadá y México, también estos dos países transcontinentales marcaron el curso de la historia estadounidense.
En esta obra pionera, Kevin Fernlund nos muestra que el desarrollo social de cualquier sociedad está directamente relacionado con su propio poder social y, de forma igualmente crucial, con la extensión protectora o la intrusión destructiva del poder social de otras sociedades.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)