A Depression
La espalda sin nombre de la esquina se movió, revelando un rostro. A través de su periferia, supo que era un hombre joven, ligeramente mayor, con ojos mortales detrás de unas gafas.
A través de su periférico, lo vio borroso. Un libro que llevaba consigo: Keats. Con los ojos puestos en la lectura, prefirió ignorar al extraño, pero las palabras no tenían sentido para ella y tuvo que releer cada página dos veces.
Se mezclaban con sus pensamientos y le parecía estar leyendo su historia. Se echó hacia atrás, disgustada.
Sus ojos estaban clavados en ella. Volvió la vista hacia las paredes color canela y las cuatro mesas de dos sillas.
Cuadros fluidos. Un escenario.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)