A Second Birthday: A Personal Confrontation with Illness, Pain, and Death
Soportar el dolor es sufrir la anticipación de la muerte, tanto en la mente como en el cuerpo. Hay que reconocerlo, afrontarlo, sufrirlo y sobrevivir a él en sus propios términos, por así decirlo, como la propia agresión de la muerte contra la vida.
Lo que hay que afrontar y sentir, en lo más profundo del ser de una persona, es esa agresión del poder de la muerte que finge ser soberana sobre la vida: sobre la vida particular de una persona concreta y sobre toda la existencia a lo largo de toda la historia. Es, por así decirlo, sólo entonces y allí -donde no hay equívoco ni escapatoria posible de la plenitud del vigor y la brutalidad de la muerte, cuando una persona se expone a la vulnerabilidad absoluta- cuando la vida puede contemplarse y acogerse como el don que es la vida. William Stringfellow estuvo a punto de morir.
En la primavera de 1968, contrajo una enfermedad desconcertante y aparentemente irremediable que consumió horriblemente su cuerpo antes de que una operación desesperada lograra una curación espectacular. Este es el relato que hace el propio Stringfellow de aquella prueba de dolor y de las creencias fundamentales que le sostuvieron en su agonía y le dieron el valor para someterse a la peligrosa operación que le salvó la vida.
Su vívida descripción de aquella experiencia, contada sin emoción ni cantinela, es a la vez sobrecogedora y fortalecedora. Su historia es un testimonio personal de la importancia de la fe y el amor en el misterio de la curación, y del don de la vida misma que pocos nos tomamos el tiempo de reconocer.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)