Puntuación:
El libro presenta una exploración políticamente incorrecta de cuestiones relacionadas con el racismo y la islamofobia, en particular en el contexto de Francia. Aporta ideas que resuenan en quienes ya están familiarizados con el tema, aunque algunos lectores observaron dificultades para seguir la narración debido a su estructura y traducción.
Ventajas:Ofrece una perspectiva refrescante sobre temas de gran carga política, llena de verdades a menudo ignoradas en el discurso dominante. Aporta valiosos puntos de vista sobre cuestiones relacionadas con el islam y el racismo, y resulta atractivo para quienes están familiarizados con estos temas. Muchos lectores lo encontraron bien escrito y convincente, con un estilo ingenioso y elegante.
Desventajas:El primer capítulo se percibe como árido y difícil, lo que puede desanimar a algunos lectores. La estructura del libro puede resultar confusa y requerir conocimientos previos. A algunos les ha parecido farragoso y difícil debido a su traducción del francés, lo que lo hace menos accesible para el público en general.
(basado en 7 opiniones de lectores)
An Imaginary Racism: Islamophobia and Guilt
Islamofobia" es un término que existe desde el siglo XIX. Pero en las últimas décadas, afirma Pascal Bruckner en su polémico nuevo libro, se ha convertido en un arma utilizada para silenciar las críticas al islam. El término permite a quienes lo esgrimen en nombre del Islam "congelar" a este último, dificultando la reforma. Mientras que el cristianismo y el judaísmo han rejuvenecido a lo largo de los siglos gracias a la crítica externa, el islam se ha protegido del examen crítico y ha permanecido impermeable al cambio. Esta tendencia se ve exacerbada por la hipocresía de los defensores occidentales del Islam que, en nombre de los principios de la Ilustración, tratan de amordazar a sus críticos, al tiempo que exigen el derecho a castigar y criticar a otras religiones. Según Bruckner, esta evolución es contraproducente para las democracias occidentales en su lucha contra el doble reto de la inmigración y el terrorismo. El retorno de la religión en esas democracias no debe equipararse a la defensa del fanatismo, y el derecho a la libertad religiosa debe ir de la mano de la libertad de expresión, la apertura a la crítica y el rechazo de toda forma de extremismo.
Ya hay suficientes formas de racismo.
No hace falta imaginar más. Aunque toda violencia dirigida contra los musulmanes debe ser condenada y castigada enérgicamente, definir estos actos como "islamófobos" y no como criminales hace más por dañar al islam y debilitar la posición de los musulmanes que por reforzarla.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)