Un paradigma de cuidados

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Título original:

A Paradigm of Care

Contenido del libro:

Recuerde las cacerolas golpeadas por cucharas desde las ventanas del alto Manhattan, y los desfiles de coches y camionetas que sostenían a los profesionales médicos que respondían al covid-19. Este libro forma parte de ese coro, de esa marcha, para expresar el agradecimiento por la prestación de cuidados. Y más allá de los médicos y las enfermeras, benditos sean, a las madres que cuidan de sus bebés, a los capitanes por sus equipos, a los futuros viudos por sus esposas y a los profesores por sus alumnos, pero también a los ganaderos por su ganado y al mundo contemplativo por nuestro medio ambiente. Este es un libro para pensar más de cerca en el apoyo al cuidado, individual como tantas veces será, para entretejerlo más estrechamente en un paradigma del cuidado.

El cuidado siempre ocupa un lugar destacado. El cuidado de los demás, de la familia, el cuidado de los de la tribu, el cuidado de los animales y las casas y los jardines y las propiedades, el cuidado de uno mismo. Y el monedero. Incluso sin enseñanza, compensación o legislación, el cuidado sobrevive, pero incluso con estas ayudas, se queda corto ante la necesidad. Vivimos en una crisis de cuidados. Pensando explícitamente y más allá de la asistencia sanitaria. No existe ningún mecanismo de Estado y de conciencia que haga llegar los cuidados a todos los lugares de necesidad, y rara vez en las cantidades necesarias. Los depósitos de asistencia no están vacíos, ni mucho menos, pero se encuentran en un punto en el que es necesario rellenarlos. Se necesita una defensa de los cuidados, una ética de los cuidados, un paradigma. Este libro trata de ese paradigma.

Un paradigma del cuidado puede llevar consuelo y recuperación más plenamente a las personas y a las creaciones orgánicas del mundo. El paradigma escucha el gemido de la indiferencia. Recurre a los ojos del corazón. El paradigma trata de cómo vemos la necesidad de cuidados. El paradigma del cuidado, la gran contemplación, se manifiesta en cómo atendemos a los demás, cómo los nutrimos, les damos socorro, cómo estamos dispuestos, y no lo estamos, a sacrificarnos para aliviar su dolor. No es sólo cuidar de los que visiblemente necesitan cuidados, incapaces de cuidar de sí mismos, sino cuidar de todos. Es tener la disposición de que las heridas, grandes y pequeñas, que todos llevamos, susciten la preocupación y el aprecio de y por cada individuo, la comunidad y el mundo.