Un mal día, me temo: las divisiones irlandesas en la batalla de Langemarck, 16 de agosto de 1917

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Título original:

A Bad Day, I Fear: The Irish Divisions at the Battle of Langemarck 16 August 1917

Contenido del libro:

Tras haber luchado codo con codo con gran éxito en la batalla de Messines, el 7 de junio de 1917, las divisiones 16ª (irlandesa) y 36ª (Ulster) volvieron a luchar codo con codo en la batalla de Langemarck, el 16 de agosto de 1917. En esa ocasión, sin embargo, no hubo éxito, sino que se produjo un desastre sin paliativos que diezmó a ambas divisiones.

En este fascinante relato, se examinan las causas del fracaso a la hora de explotar el indudable éxito de la ofensiva de Messines en el contexto de los factores que contribuyeron al retraso y a los logros insuficientes que marcaron el comienzo de la Tercera Ofensiva de Ypres. Entre ellos se incluyen la falta general de urgencia, los malentendidos y la falta de claridad sobre los objetivos tácticos a nivel de Mando, la mala gestión de los recursos de Artillería, Tanques e Infantería, y la incomprensión de la geografía del campo de batalla.

El retraso que se produjo permitió a los defensores alemanes acelerar la construcción de búnkeres de hormigón armado y pastilleros que iban a tener un papel tan importante en el resultado de la batalla. El desarrollo y los métodos de construcción de estas defensas se analizan en la narración, ya que ayudan a mostrar el alcance de las defensas alemanas a las que se enfrentaron los irlandeses.

Se investiga el inicio de la Tercera Ofensiva de Ypres, ya que la imposibilidad de abrir una brecha el 31 de julio de 1917 llevó al relevo imprevisto de las divisiones atacantes del XIX Cuerpo por parte de las dos divisiones irlandesas, ya que la 55ª (West Lancashire) y la 9ª (escocesa) estaban agotadas por su experiencia.

Este relevo hizo que las Divisiones 16ª y 36ª mantuvieran la línea del frente durante dos semanas antes de su ataque del 16 de agosto, en unas condiciones climatológicas horribles y bajo el constante bombardeo alemán. Esto llevó a que todos los batallones atacantes estuvieran cansados, y la mayoría por debajo de la mitad de sus efectivos, cuando comenzó el avance.

El día de la batalla se examina en detalle desde la perspectiva de cada uno de los batallones atacantes, utilizando historias oficiales, diarios de guerra, mapas y relatos personales, de modo que se revela por primera vez en forma impresa una imagen coherente de los acontecimientos de aquel fatídico día. También se han obtenido las historias de los regimientos de los defensores alemanes para establecer la perspectiva alemana de la batalla. Se incluye un análisis de las graves bajas sufridas por las divisiones irlandesas para subrayar el carácter devastador que la batalla de Langemarck tuvo en ambas divisiones y en muchos hogares de toda la isla de Irlanda.

Los polémicos comentarios posteriores a la batalla del comandante del Quinto Ejército, el general Sir Hubert Gough, sobre la actuación de las divisiones irlandesas se analizan en detalle para demostrar que estos comentarios fueron desacertados y un pobre intento de desviar la culpa de las deficiencias del mando del Quinto Ejército.

Este valioso relato pone de relieve la valentía y tenacidad del soldado irlandés en una batalla en la que se vieron muy defraudados por las deficiencias de quienes estaban al mando del Quinto Ejército británico.