Un aventurero isabelino: La extraordinaria vida de Sir Anthony Sherley

Título original:

An Elizabethan Adventurer: The Remarkable Life of Sir Anthony Sherley

Contenido del libro:

Anthony Sherley (1565-1633) fue uno de los tres hermanos de una familia de la alta burguesía de Sussex, cuyas aventuras en el extranjero fascinaron a sus contemporáneos. Sus hazañas fueron celebradas y exageradas en panfletos impresos y en una obra teatral en Londres, pero apenas se conocen hoy en día. Anthony fue un soldado que luchó en Francia y los Países Bajos, y luego un corsario sin éxito, antes de que su mecenas, el conde de Essex, lo eligiera para liderar un grupo en una misión a Ferrara, que resultó fallida. Sherley emprendió entonces, por iniciativa propia, un arriesgado viaje con sus seguidores a través de Turquía hasta Persia. Esperaba persuadir al sha para que se aliara con Occidente contra su mutuo enemigo, la Turquía otomana. Sorprendentemente, el sha Abbas el Grande (1587-1629) aprobó el plan y envió a Sherley a Europa como embajador.

Pero después de eso las cosas fueron muy mal. Essex perdió toda influencia en la corte, y finalmente fue ejecutado por traición. A Sherley se le negó el permiso para regresar a Inglaterra. Se quedó solo y tuvo que buscarse la vida. Tras varios episodios en Venecia y Marruecos, acabó a sueldo de España, y fue elegido para comandar una flota creada para impedir que los piratas atacaran las posesiones españolas. Tras el fracaso de este proyecto se vio obligado a retirarse a Granada, y vivió el resto de su vida con una exigua pensión real. Pero siguió intentando dar consejos, basados en sus experiencias pasadas, al rey de España y a sus ministros.

El libro se centrará en la carrera de Sherley, pero ampliará el tema incluyendo capítulos sobre su padre y sus dos hermanos, y en particular sobre Persia y el sha Abbas, el rey persa al que conoció. Antonio era un personaje irascible y complejo, a menudo ridiculizado y detestado. Esta biografía es más comprensiva que las anteriores, y analiza su autofiguración y su creencia en su honor personal, factores ambos que podrían explicar algunas de sus fechorías, especialmente tras la muerte de su mecenas.