Common Lands, Common People: The Origins of Conservation in Northern New England
En este innovador estudio sobre el auge de la ética de la conservación en el norte de Nueva Inglaterra, Richard Judd demuestra que el movimiento que acabó arraigando en toda América tenía sus raíces en la ética comunitaria de los campesinos, más que en los intelectuales o políticos urbanos. Basándose en revistas agrícolas y en fuentes de archivo como peticiones legislativas, Judd demuestra que los debates sobre el acceso a los bosques y el agua y su uso, aunque formulados en términos utilitaristas, extrajeron su fuerza y convicción de nociones populares profundamente arraigadas de paisajes debidamente ordenados y derechos comunes a la naturaleza.
A diferencia de los intentos anteriores de describir el movimiento conservacionista en su contexto histórico, que a menudo han asumido un dualismo crudo en las actitudes hacia la naturaleza -democracia frente a monopolio, aficionado frente a profesional, utilitarista frente a esteta-, este estudio revela un complejo conjunto de motivos e inspiraciones detrás del impulso de mediados del siglo XIX para conservar los recursos naturales. Judd sugiere que había en juego un conjunto más complejo de fuerzas sociales contrapuestas y complementarias, como los valores populares tradicionales, una ciencia emergente de gestión de recursos y unos intereses de clase en constante cambio.
Common Lands, Common People nos dice que la gente corriente, que luchaba por definir y redefinir la moralidad del uso de la tierra y los recursos, contribuyó enormemente al legado conservacionista de Estados Unidos.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)