Terrorismo diplomático: Anatomía del terror de Estado iraní

Título original:

Diplomatic Terrorism: Anatomy of Iran's State Terror

Contenido del libro:

Assadollah Assadi se convirtió en el primer diplomático iraní en activo detenido, investigado, juzgado, condenado y encarcelado tras planear la voladura de miles de participantes en la Cumbre Mundial "Irán Libre", organizada anualmente por la Resistencia iraní en Villepinte (Francia), donde Maryam Rajavi, presidenta electa del opositor Consejo Nacional de la Resistencia de Irán, pronunciaba un discurso junto con cientos de dignatarios políticos de todo el mundo.

A finales de febrero de 2022, las autoridades iraníes detuvieron a un cooperante belga, y esta vez le ha tocado a Bélgica ser chantajeada con otra toma de rehenes por un régimen que durante más de 40 años se ha aprovechado del apaciguamiento occidental para promover sus métodos ilegales y asesinos. Los rehenes son la palanca del régimen iraní para liberar a Assadi y devolverlo a Irán, desde donde había partido a finales de junio de 2018 con un artefacto explosivo altamente sofisticado y letal en su valija diplomática. Assadi y sus pagadores en la inteligencia iraní no se lo pensaron dos veces a la hora de trasladar la bomba a Viena en un avión comercial de pasajeros.

El hecho de que Assadi estuviera bajo estrecha vigilancia y fuera sorprendido in fraganti entregando la bomba a sus cómplices en un Pizza Hut de Luxemburgo no molesta al régimen iraní. Para ellos, Assadi es un diplomático héroe que cumple con sus "deberes", aunque contraviniendo directamente la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas y el derecho internacional.

Este caso pone de relieve la estrecha cooperación entre el Ministerio de Asuntos Exteriores (MAE) y el Ministerio de Inteligencia y Seguridad (MOIS) en actividades terroristas en Europa.

Tras la toma de rehenes del ciudadano belga en Irán en febrero, el régimen transmitió claramente mensajes a través de canales clandestinos a Bélgica, y ambas partes firmaron en secreto un tratado de intercambio de prisioneros el 11 de marzo.

La primera revelación pública de este "pacto con el diablo"(i) se produjo cuando el ministro de Justicia belga, Vincent Van Quickenborne, presentó urgentemente un proyecto de ley al Parlamento belga el 29 de junio, que buscaba la ratificación del tratado con Irán intercalándolo entre otros dos tratados de intercambio de prisioneros. Más tarde defendería el desagradable proyecto de ley ofreciendo mansamente: "Irán es un Estado canalla, pero nosotros no elegimos con quién hablamos". Recalcó que liberar al belga era "nuestra prioridad".(ii)

Si el Primer Ministro Alexander De Croo y su ministro de Justicia se hubieran salido con la suya, el proyecto de ley se habría promulgado cuatro días hábiles después.

Pero los miembros del Parlamento, incluidos algunos de la coalición gubernamental, criticaron duramente el tratado. Simultáneamente, la Resistencia iraní condenó la posibilidad de devolver a Assadi a Irán y pidió que se actuara para impedirlo. Este llamamiento galvanizó la oposición al vergonzoso proyecto de ley entre los iraníes, en el Parlamento belga, en la prensa y en el tribunal de la opinión pública.

Esta campaña dio lugar al debate sobre el tratado, que se prolongó durante más de dos semanas.

Se esperaba la ratificación del tratado para el 4 de julio, pero finalmente se ratificó más de dos semanas después, a primera hora del 21 de julio. Sin embargo, el NCRI, su presidente electo y un grupo de posibles víctimas de la trama terrorista de Assadi han presentado un recurso judicial contra el intento del gobierno de liberar a un terrorista convicto. El recurso aún no se ha resuelto. Mientras tanto, existe una orden judicial que impide la liberación de Assadi.