Supremacía partidista: Cómo el Partido Republicano recurrió a los tribunales para amañar las normas electorales de Estados Unidos

Título original:

Partisan Supremacy: How the GOP Enlisted Courts to Rig America's Election Rules

Contenido del libro:

"No tengo agenda", proclamó el presidente del Tribunal Supremo de Estados Unidos, John Roberts, en su audiencia de confirmación en el Senado: "Mi trabajo es cantar bolas y strikes y no lanzar o batear". Esta declaración estaba en consonancia con la independencia declarada del poder judicial. También, cuando se mira a través de la lente de las decisiones de Roberts sobre la ley electoral, parece ser falsa. Con una lectura escrupulosa de las decisiones judiciales y una cuidadosa evaluación de las causas y consecuencias partidistas, Terri Jennings Peretti cuenta la historia de la campaña del Partido Republicano, en gran medida exitosa, para conseguir ayuda judicial para su interesada agenda de reforma electoral.

Supremacía partidista explora cuatro cuestiones de derecho electoral contemporáneo -identificación de votantes, gerrymandering, financiación de campañas y el régimen de autorización previa de la Ley del Derecho al Voto- para descubrir si los políticos y jueces republicanos han colaborado para inclinar las normas electorales de Estados Unidos a favor del GOP. Teniendo en cuenta casos como Shelby County v. Holder, que debilitó la Ley del Derecho al Voto, Crawford v. Marion County Election Board, que confirmó leyes restrictivas de identificación de votantes, Citizens United y McCutcheon, que relajaron las restricciones de financiación de campañas, Peretti pone al descubierto la realidad de la revisión judicial "amistosa" y la supremacía partidista en lo que respecta a la ley electoral. No obstante, encuentra un veredicto mixto en el área de la redistribución de distritos que revela los límites del control partidista sobre las decisiones judiciales. El libro de Peretti ayuda a situar la actual campaña de supresión de votantes del Partido Republicano en un contexto histórico al reconocer los esfuerzos similares del Partido Demócrata después de la Guerra Civil. Aunque el Partido Demócrata moderno busca la ventaja electoral ampliando el voto de las minorías y los jóvenes de Estados Unidos, lo que podría decirse que se acerca más a los principios democráticos, ninguno de los dos partidos es inmune al poderoso incentivo de torcer las reglas electorales a su favor.

A la vista de las pruebas que la Supremacía Partidaria saca a la luz, nos queda una pregunta crítica y apremiante: ¿Puede sobrevivir la democracia frente a la colaboración partidista entre los poderes del Estado en cuestiones electorales críticas?