Puntuación:
El libro es una memoria profundamente conmovedora de Russell Joyce que explora temas como el sufrimiento personal, la curación y el amor de Dios. A muchos lectores les resulta comprensible e inspirador, ya que pone de relieve el viaje del autor a través de las heridas físicas y emocionales, proporcionando esperanza y una visión de la presencia sanadora de Jesús. La narración es atractiva, y a menudo suscita respuestas emocionales en los lectores. En general, es recomendable para cualquiera que busque consuelo y comprensión de su propio dolor.
Ventajas:Los lectores aprecian la autenticidad del autor, su vulnerabilidad y los profundos mensajes sobre la curación y el amor de Dios. El libro se describe como cercano, impactante y lleno de esperanza, lo que lo convierte en una lectura poderosa para quienes se enfrentan a luchas personales. La mezcla de narración con enseñanzas bíblicas resuena bien, y a muchos les resulta difícil dejarlo. Se alaba el estilo de escritura, así como la profundidad emocional de la narración.
Desventajas:Algunos lectores pueden encontrar abrumador el contenido emocional o desear una exploración más detallada de las experiencias específicas mencionadas. Puede que algunos piensen que los temas profundos no resuenan en todo el mundo, especialmente en aquellos que no están familiarizados con las luchas de las que se habla. Además, puede que algunos prefieran una narración más estructurada que el estilo reflexivo y personal empleado por el autor.
(basado en 20 opiniones de lectores)
His Face Like Mine: Finding God's Love in Our Wounds
¿Has probado alguna vez la verdadera libertad?
Russell Joyce nació con un raro trastorno craneofacial llamado síndrome de Goldenhar, que le impedía formar el lado izquierdo de la cara. Años de intervenciones quirúrgicas le hicieron más presentable exteriormente, pero no sin un profundo dolor y cicatrices físicas y emocionales. Pero un encuentro que le cambió la vida le abrió las puertas con una fuerza que nunca creyó posible, en el mismo lugar donde nunca pensó mirar: su cara rota.
Esto puso a Russell en un viaje para entender lo que le impedía a él y a otros experimentar el poder de la gracia de Dios y ser verdaderamente libres. Durante una temporada en la que comenzó una nueva iglesia en Brooklyn, Nueva York, aprendió cómo los lugares rotos de nuestras vidas pueden ser transformados cuando Jesús nos encuentra en la realidad de nuestras heridas. Dios no nos ama a pesar de nuestras heridas, sino a través de esas mismas heridas. Por sus cicatrices somos curados, y podemos encontrar nuevas profundidades de libertad en Cristo, con cicatrices y todo.
Una advertencia: este viaje no será fácil. Una promesa: el riesgo merecerá la pena.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)