STARGATE SG-1 Océanos de polvo

Título original:

STARGATE SG-1 Oceans of Dust

Contenido del libro:

El terror despierta...

Algo acecha bajo las antiguas arenas de Egipto. Es el material de las pesadillas de Jaffa, su nombre un susurro en la oscuridad. Y se está agitando...

Cuando un desastre golpea una excavación egipcia, el SG1 es llamado para investigar. Pero nada puede prepararles para lo que encuentran entre las ruinas. Caminando sobre el polvo de mil muertes, descubren una criatura de una maldad inimaginable, una criatura que el demente Goa'uld Neheb-Kau quiere utilizar como una terrible arma.

Con Teal'c y la Mayor Carter en manos del enemigo, el Coronel O'Neill y Daniel Jackson reclutan al Maestro Bra'tac para que les ayude a rastrear a la criatura por toda la galaxia en un intento desesperado por destruirla antes de que convierta a sus amigos -y a toda la galaxia- en polvo...

Océanos de polvo.

"PLANEADOR DE LA MUERTE" Ahora estaba lo bastante cerca como para ser inconfundible; una brillante media luna aullando desde el cielo hacia él. En cuanto habló, la máquina desató sus energías por segunda vez; O'Neill vio chorros de fuego que salían de sus cañones. Se puso a cubierto y se arrojó detrás de una roca. Se oyó un latigazo al impactar un disparo contra la roca, un estruendo ensordecedor de piedra congelada recalentándose y estallando en fragmentos letales, y los rayos de fuego pasaban a toda velocidad mientras el planeador disparaba una y otra vez contra la meseta. O'Neill sintió el golpe de cada ráfaga a través de sus botas, a través de sus manos sangrantes mientras se agachaba.

Una sombra le cruzó, viciosamente rápida, mientras el planeador surcaba el aire por encima de su cabeza, y oyó el estruendo eléctrico de un arma de asta mientras Teal'c enviaba dardos de energía azotando el cielo. Un disparo conectó, salpicando inútilmente un ala. El planeador voló nivelado durante un segundo o dos, luego se elevó en un ascenso suave, casi vertical, acelerado hasta convertirse en un borrón. En un instante se perdió entre las nubes.

"Maldita sea", murmuró O'Neill, levantándose. Le empezaba a doler todo el cuerpo. "Eso ha subido rápido".