Socialistas espirituales: Religión e izquierda americana

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Título original:

Spiritual Socialists: Religion and the American Left

Contenido del libro:

Refutando la percepción común de que la izquierda estadounidense tiene un problema religioso, Vaneesa Cook destaca una importante pero ignorada tradición intelectual y política que ella denomina socialismo espiritual. Los socialistas espirituales hacían hincapié en el aspecto social del socialismo y creían que la expresión más básica de los valores religiosos -cuidar de los enfermos, cansados, hambrientos y explotados de la propia comunidad- creaba una base firme para la sociedad. Su perspectiva poco ortodoxa sobre el significado espiritual y cultural de los principios socialistas ayudó a hacer más aceptable el pensamiento izquierdista para los estadounidenses, que asociaban el socialismo con el ateísmo y la autocracia soviéticos. De este modo, el socialismo espiritual presionó continuamente a liberales, conservadores y marxistas para que abordaran la conexión esencial entre moralidad y justicia social.

Cook cuenta su historia a través de un ecléctico grupo de activistas cuyas vidas y obras abarcan el siglo XX. Sherwood Eddy, A. J. Muste, Myles Horton, Dorothy Day, Henry Wallace, Pauli Murray, Staughton Lynd y Martin Luther King, Jr. hablaron y escribieron públicamente sobre la conexión entre los valores religiosos y el socialismo. La igualdad, la cooperación y la paz, argumentaban, no se desarrollarían de la noche a la mañana, y una sociedad más humana nunca surgiría a través de una legislación de arriba abajo. Por el contrario, creían que el proceso de su visión del mundo tenía que producirse en los hogares, los pueblos y las ciudades, de abajo arriba.

Al insistir en que la gente empezara a tratarse mejor en la vida cotidiana, los socialistas espirituales transformaron el activismo radical de proyectos de formulación de políticas en organización de base. Para Cook, figuras públicas contemporáneas como el senador Bernie Sanders, el Papa Francisco, el reverendo William Barber y Cornel West forman parte de una larga tradición que ejemplifica cómo el socialismo no comunista ha ganado terreno en la política estadounidense.