Sobre la idolatría

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Título original:

On Idolatry

Contenido del libro:

El principal crimen de la raza humana, la mayor culpa imputada al mundo, la causa principal del juicio, es la idolatría. Porque, aunque cada falta individual retiene su propia característica, aunque está destinada al juicio bajo su propio nombre propio también, sin embargo está marcada bajo la cuenta general de idolatría. Deja a un lado los nombres, examina las obras, el idólatra es también un asesino. ¿Preguntas a quién ha asesinado? Si eso contribuye a agravar la acusación, a ningún extraño ni enemigo personal, sino a sí mismo. ¿Con qué trampas? Las de su error. ¿Con qué arma? La ofensa hecha a Dios. ¿Con cuántos golpes? Tantos como sus idolatrías. Quien afirme que el idólatra no perece, afirmará que el idólatra no ha cometido homicidio. Además, podéis reconocer en el mismo delito el adulterio y la fornicación; pues quien sirve a dioses falsos es sin duda un adúltero de la verdad, porque toda falsedad es adulterio. Así, también, está hundido en la fornicación. Porque ¿quién que es colaborador de espíritus inmundos, no acecha en general la contaminación y la fornicación? Y así es como las Sagradas Escrituras usan la designación de fornicación en su reprensión de la idolatría. La esencia del fraude, creo yo, es que alguien se apodere de lo que es de otro, o niegue a otro lo que le corresponde; y, por supuesto, el fraude hecho al hombre es un nombre del mayor crimen.

Bien, pero la idolatría hace fraude a Dios, negándole a Él, y confiriendo a otros, Sus honores; de modo que al fraude también une la contumacia. Pero si el fraude, al igual que la fornicación y el adulterio, conlleva la muerte, entonces, en estos casos, al igual que en los primeros, la idolatría no está absuelta de la acusación de asesinato.

- Quinto Septimio Florencio Tertuliano (Tertuliano)