Siete hogueras hacia el Nahanni

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Título original:

Seven Campfires to the Nahanni

Contenido del libro:

La fama del río Nahanni se extiende hoy por todo el mundo y atrae a muchas almas aventureras. El autor oyó por primera vez este nombre hace mucho tiempo, todavía en su país natal, la República Checa. Sin embargo, en contraposición a la práctica totalidad de los visitantes que llegan a las orillas de este río en caros y ruidosos hidroaviones, él optó por un método diferente: el que utilizaba la gente para viajar en los tiempos de las migraciones de los pueblos indígenas, las exploraciones de descubrimiento y el comercio por todo Canadá; en la época en que las grandes canoas de corteza de abedul propulsadas por los remos de los voyageurs transportaban cargas de pieles a través de casi toda la anchura del continente; en la época en que sólo las masas de agua y los senderos de porteo que las conectaban servían de arterias, venas y capilares de los viajes por Canadá desde el Atlántico hasta el Pacífico. Tras emigrar a Canadá en 1968, obtener un doctorado en Física Nuclear por la Universidad de Alberta y formar una familia en Edmonton, se abrió por fin una ventana de oportunidades para la expedición soñada por el autor. Deseaba llegar a los inicios del río Nahanni Sur por tierra, utilizando su propia fuerza muscular para transportar la canoa y el equipo para un viaje de seis semanas por tierras salvajes hasta el punto de lanzamiento en el río que le atraía como la única forma honesta que, en su conciencia, armonizaba con el espíritu y el nombre del Nahanni.

Una larga travesía de porteo por las montañas de la divisoria continental desde Yukón hasta los Territorios del Noroeste de Canadá debía conectar una cadena de ríos, arroyos y lagos. Significaba llevar todo el equipo por senderos de caza, a través de pasos de montaña y pantanos en los fondos de los valles. Significaba alinear las barcas río arriba, remar en ellas siempre que fuera posible subiendo y bajando la corriente, todo ello rematado por "calvarios" con una canoa volcada sobre los hombros. Formando equipo con su amigo y colega Peter, de Vancouver, su novia Milena y animados por una multitud de mosquitos persistentes que buscaban el contacto íntimo, lograron el objetivo en el verano de 1997.

La carretera de Canol, en Yukón, que utilizaron para acercarse a la travesía de Nahanni, se convertiría más tarde en la puerta de entrada a más aventuras en la hermosa zona salvaje que habían llegado a llamar Canol Country.