Siempre preparados: Un curso de «nueva apologética» para escuelas católicas de secundaria

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Título original:

Always Be Prepared: A 'New Apologetics' Course for Catholic Secondary Schools

Contenido del libro:

La apologética es el arte de ofrecer una explicación razonada, o defensa, de la postura o las creencias propias ante críticos o curiosos. Para los cristianos, uno de los primeros llamamientos a la apologética fue el del apóstol san Pedro, que exhortó a los creyentes a "estar siempre preparados para defenderos ante cualquiera que os pida razón de la esperanza que hay en vosotros", y añadió que debíamos hacerlo "con mansedumbre y reverencia" (1 Pe. 3:15). Era una apologética estrechamente vinculada a la evangelización. La apologética siempre ha ocupado un lugar en la vida de la Iglesia. Muchos grandes Padres de la Iglesia, Doctores y Santos a lo largo de la historia se dedicaron a la apologética para defender la enseñanza católica contra los desafíos y ataques procedentes de todas partes. En primer lugar, nos vienen a la mente figuras como las de San Atanasio, San Jerónimo y San Agustín de Hipona. El mundo angloparlante ha producido muchos apologistas excelentes, como el cardenal John Henry Newman, el arzobispo Fulton J. Sheen, Hilaire Belloc, G. K. Chesterton, Frank Sheed, los padres Rumble y Carty, etc. Algunos de ellos eran conversos al catolicismo. Algunos de ellos eran conversos al catolicismo, otros católicos de cuna. Todos, laicos o clérigos, amaban la fe católica, conocían su veracidad y deseaban compartirla con los demás. Sus escritos combinaban la Escritura, la razón, el testimonio personal, el ingenio y un poco de estilo pugilístico. Sin embargo, a partir de los años sesenta el interés por la apologética decayó notablemente.

Para muchos, se había convertido en algo anticuado, pasado de moda e irrelevante. Discutir sobre creencias religiosas era de mala educación, ofensivo o ambas cosas. Ahora parecía mejor guardarse las creencias religiosas para uno mismo, pues "tu verdad es tan buena como la mía". "La apologética desaparecería sustancialmente de la academia católica, del seminario y de los programas escolares. A pesar de su declive, la apologética reaparecería con el tiempo, al menos en parte. Nunca fue rechazada por el Vaticano II (Lumen Gentium 10 y 11, Dignitatis Humanae 14, Apostolicam Actuositatem 6) ni por los Papas postconciliares. El Papa San Juan Pablo II proporcionaría la "carta magna" para una "nueva apologética", que en esencia era una vuelta al mandato de las Escrituras de San Pedro: ... necesitamos una nueva apologética, orientada a las necesidades de hoy, que tenga en cuenta que nuestra tarea no es sólo ganar argumentos, sino ganar almas, comprometernos no en disputas ideológicas, sino reivindicar y promover el Evangelio...". Esta nueva apologética deberá también respirar un espíritu de humanidad, esa humildad compasiva que comprende las angustias e interrogantes de la gente y que no se apresura a presumir en ellos mala voluntad o mala fe. "Cualquier renacimiento de la apologética debería ser bienvenido, especialmente a la vista de los muchos nuevos y crecientes desafíos a los que se enfrentan la Iglesia y el mundo.

La necesidad de la apologética es más acuciante para los jóvenes, que son muy vulnerables a la creciente influencia del "nuevo ateísmo", la negación posmodernista de la verdad objetiva, la revolución sexual, el cristianismo fundamentalista y el proselitismo islámico.