Siempre corriendo

Título original:

Always Running

Contenido del libro:

Siempre corriendo

Por: Emilio Fuentes III.

En Siempre corriendo, Emilio Fuentes III aporta un relato único y en primera persona de la vida con una lesión cerebral traumática. Las experiencias sobre las que escribe tratan del tiempo que pasó en un centro de aprendizaje transitorio ayudando a pacientes con TBI a recuperar la independencia que su función cognitiva les permitiera. Empezó a documentar su viaje hacia la recuperación desde el primer día que cruzó las puertas de ese centro.

Emilio comparte sus experiencias a través de sus ojos, los ojos de alguien con una discapacidad invisible. Su historia es cruda y sin filtros, llena de humor y patetismo. Sus observaciones sobre cómo el personal trataba a veces a los pacientes con LCT más graves son esclarecedoras, lo que le hizo apreciar su mayor nivel de funcionamiento.

En esta reveladora autobiografía, te adentras en la mente de alguien con una lesión cerebral traumática mientras navega por su camino hacia una nueva realidad. Alguien con un futuro brillante pero que, debido a una mala decisión, la trayectoria de su vida cambió para siempre. Esta historia es más que su viaje hacia la recuperación, es sobre el renacimiento. Una segunda oportunidad en la vida. Quizá no como la vida anterior, pero vida al fin y al cabo.

Sobre el autor.

Emilio Fuentes III es un joven que no ceja en su empeño de recuperar el estilo de vida independiente que le arrebataron cuando sufrió una lesión cerebral traumática. Antes del accidente, iba a la universidad con el objetivo de hacer carrera en las fuerzas del orden. Fuera de las aulas, disfrutaba yendo al gimnasio y trabajando en la producción musical por las tardes. Llevaba una vida social activa con su familia y amigos.

Sus grandes sueños se convirtieron en un futuro de pesadilla debido a malas decisiones que culminaron en un trágico accidente. Cruzó corriendo una autopista bajo los efectos de drogas halógenas, fue atropellado por dos vehículos y quedó tendido en la acera con muerte cerebral hasta que llegaron los paramédicos para trasladarlo al centro de traumatología más cercano.

Así que, a la temprana edad de 23 años, yacía en coma conectado a un respirador, aferrándose a la vida. Su pronóstico era que, si no despertaba del coma, tendría que ingresar en un centro de cuidados de larga duración. Desconcertó a todos sus médicos cuando, siete días después, le desconectaron del respirador y volvió a la tierra de los vivos. Hoy, tras una larga rehabilitación y una temporada en un centro de aprendizaje transitorio, vive con sus abuelos en Amarillo (Texas). Emilio sigue dedicándose a sus dos pasiones: escribir sobre sus experiencias como superviviente de una lesión cerebral traumática y expresarse a través de la música.