Puntuación:
El libro analiza el estado actual de las artes y la cultura desde una perspectiva conservadora, criticando los efectos del igualitarismo y el relativismo cultural en la apreciación y difusión de la expresión artística. Angus Kennedy defiende la importancia de la discriminación en el arte y las normas culturales, y advierte contra el envilecimiento del arte mediante intervenciones gubernamentales y presiones sociales en favor de la inclusividad.
Ventajas:El libro ha sido elogiado por sus argumentos provocadores, su humor y su capacidad para enganchar a los lectores, independientemente de sus conocimientos sobre alta cultura. Aborda temas importantes en torno a la identidad cultural, el valor del juicio individual y las críticas a la ingeniería social en las artes.
Desventajas:Algunos lectores consideran que los argumentos del libro son erróneos y demuestran ignorancia de la historia cultural británica. Además, los puntos de vista conservadores y elitistas de Kennedy pueden no ser del agrado de todo el mundo, lo que provoca reacciones encontradas respecto a la postura del libro sobre el relativismo cultural.
(basado en 5 opiniones de lectores)
Being Cultured: In Defence of Discrimination
Hoy la cultura está en todas partes como quizá nunca antes. Leemos críticas culturales, vemos programas culturales, vivimos en Ciudades de la Cultura y somos testigos de la Olimpiada Cultural.
El Gobierno, los museos y los consejos artísticos se preocupan de que no tengamos suficiente cultura y diseñan políticas en torno a las nociones de arte y cultura para todos. El acceso y la inclusión están de moda. Dificultad y exclusividad, fuera.
En "Being Cultured: in defence of discrimination" (Ser culto: en defensa de la discriminación), Angus Kennedy se pregunta si esta explosión de cultura, y la ruptura de las distinciones entre alta y baja cultura, nos ha emancipado o nos ha dejado a la deriva, sin amarras culturales. ¿Es cierto que todas las culturas son iguales? ¿Es buena la diversidad cultural? ¿Es inaceptablemente elitista insistir en los más altos estándares de juicio? ¿Sostener que algunas obras culturales superan la prueba del tiempo y otras no? ¿Puede alguien atreverse ya a llamarse culto? ¿Es posible que la cultura ya no signifique gran cosa para nosotros? ¿Es posible que nuestro nerviosismo a la hora de ejercer la discriminación y el buen gusto -la erosión de la autoridad cultural- nos haya dejado con una cultura abierta a todos, pero carente de profundidad? Este libro provocativo da un golpe a la discriminación en la cultura y sostiene que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad individual de convertirse siempre en un ser más culto: nuestro mejor yo.
Kennedy revisa la tradición -de Cicerón a Kant, de Arnold a Arendt- de la autonomía en la cultura: tanto en el sentido de su valor intrínseco como en el de cómo descansa en nuestra libertad individual -al margen del Estado y la sociedad- para discriminar y juzgar. Una libertad sin la cual corremos el riesgo de que se amplíe la cultura del consenso y el conformismo.
Pero que es el elemento constitutivo de un mundo en común.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)