Selva tropical - Ecología política de la creación de mitos hegemónicos

Título original:

Tropical Rain Forest - A Political Ecology of Hegemonic Myth-Making

Contenido del libro:

Nuestro apego a la selva tropical ha pasado en los últimos cien años de ser un afán colonial minoritario a convertirse en una obsesión medioambiental dominante. La selva tropical ha sido considerada como el depósito de diversidad biológica más importante del mundo y como «los pulmones del planeta». Como demuestra Philip Stott en esta magnífica monografía, ninguna de las dos afirmaciones tiene fundamento. La concepción ecologista septentrional de la selva tropical está muy alejada de las realidades ecológicas de los lugares que pretende designar. La mayor parte de la «selva de un millón de años» a la que se refieren sentimentalmente los ecologistas resulta haber existido durante menos de 20.000 años. Durante la última glaciación, los trópicos eran más fríos y secos que hoy y probablemente se parecían más a las praderas de la sabana de África oriental. La mayoría de las abundantes plantas e insectos de la llamada selva tropical son igualmente nuevos, pues han coevolucionado con los árboles. Las afirmaciones sobre la fragilidad de los ecosistemas de las zonas tropicales son igualmente erróneas. Investigaciones recientes sugieren que una zona talada volverá a ser un bosque con un nivel de diversidad biológica similar al original en un plazo de veinte años. Irónicamente, la mítica «selva tropical clímax» sería un lugar estéril: no evolucionarían nuevas especies porque no habría nuevos nichos ambientales que llenar.

El mito de la selva tropical se adapta a los propósitos de los ecologistas del Norte, que pueden justificar las exigencias de restricciones a la conversión de la «selva virgen» a otros usos. Sin embargo, la historia del mundo ha estado marcada por el cambio evolutivo. Si intentamos mantener la inmovilidad, corremos el riesgo de limitar nuestra capacidad para adaptarnos al cambio cuando éste inevitablemente llegue. Los llamamientos a preservar la selva tropical se basan en la presunción implícita de que los habitantes de las regiones tropicales sólo están allí para proteger una construcción occidental. Esto denigra sus derechos y los deshumaniza. Para que los habitantes de los países en desarrollo salgan del fango de la pobreza en el que siguen viviendo tantos, es esencial que tengan derechos de tenencia seguros y sean libres de hacer con sus tierras lo que quieran. Algunos cometerán errores, otros fracasarán en sus intentos de gestionar la tierra, pero muchos tendrán éxito y esos éxitos serán emulados. A través de un proceso de experimentación (ensayo, error y emulación), la gente aprenderá a gestionar mejor la tierra. El medio ambiente se gestionará entonces de la mejor manera para la humanidad en su conjunto, no según los caprichos de una minoría de ecoimperialistas. Otorgar derechos a las personas, no al medio ambiente, no sólo es lo mejor para las personas, sino también para el medio ambiente.

Philip Stott, catedrático de Biogeografía de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres, ofrece una elocuente deconstrucción de las ideas que han conducido a la mítica idea occidental de la selva tropical, que ha limitado nuestra capacidad para comprender los entornos de los países en desarrollo y ha permitido el florecimiento de la visión ecoimperialista.