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Studio Secrets
¿Por qué algunas pinturas se oscurecen, se decoloran o se agrietan con la edad, mientras que otras no? ¿Qué barniz debo utilizar para restaurar el brillo de una pintura que se ha vuelto opaca? ¿Qué es mejor, un pincel de marta o de cerda? Estas son algunas de las cientos de preguntas que los pintores y estudiantes de todo el mundo se hacen constantemente. Especialmente desde que comencé mi Departamento de Preguntas y Respuestas en la Página Taubes, en la revista AMERICAN ARTIST, me he dado cuenta del gran interés que existe hoy en día por todas estas cuestiones técnicas.
No siempre ha sido así. De hecho, la gran atención que se presta actualmente a la artesanía en la pintura es muy gratificante para aquellos de nosotros que hemos trabajado durante mucho tiempo para conseguir este objetivo. Durante demasiado tiempo, incluso podríamos decir que durante decenas de años, muchos pintores estuvieron tan inmersos en los aspectos puramente estéticos de su arte que descuidaron las fases técnicas, igualmente importantes, que deben observarse siempre para que los resultados sean duraderos.
Sólo se ha producido un despertar gradual a medida que salían a la luz un horrible ejemplo tras otro de desvanecimiento, oscurecimiento, decoloración, agrietamiento o fallos similares.
Incluso en el pasado reciente ha habido quienes han tratado la artesanía con tanta ligereza que sus cuadros ya se han deteriorado gravemente o están condenados a una muerte prematura. No es de extrañar, pues, que cada vez más pintores contemporáneos, aprovechando todo esto, se dediquen a investigar la naturaleza química y física y la acción de los pigmentos, las funciones respectivas de los óleos, barnices y otros medios, la preparación de los fondos, las posibilidades de la pintura de fondo, etc.
Siempre he pensado que si merece la pena pintar algo, hay que hacerlo bien, y por bien me refiero no sólo a la estética, sino también a la técnica. Al principio de mi carrera me impresionó tanto el deterioro innecesario de miles de cuadros que la maestría artesanal se convirtió en una pasión que me consumía. Por suerte, pude satisfacer esta pasión estudiando de primera mano las obras de los principales exponentes de la artesanía, los antiguos maestros.
En París, en Italia, en Viena, en la Bauhaus de Weimar, con el famoso Doerner en Munich, durante años pude satisfacer mi curiosidad por la técnica. Inspeccioné una a una las grandes obras maestras de antaño. Comparé, analicé, investigué, hice preguntas, leí asiduamente todo lo que caía en mis manos.
Y poco a poco llegué a la convicción, que décadas de pintura y enseñanza posteriores no han hecho sino reforzar, de que la regeneración del arte sólo será posible cuando los pintores dejen de considerar superficiales las cuestiones técnicas y vuelvan a los sólidos principios básicos establecidos hace tiempo por los viejos maestros.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)