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Le Diable au caf abre las Rveries d'un paen mystique. Publicado por primera vez bajo la firma de Diderot, este diálogo engañó a los críticos (Anatole France exceptuado) haciéndoles creer que era realmente del enciclopedista.
Nos permite juzgar quiénes son y cuál es el valor de los dos lógicos aquí enfrentados: el Autor y el Adversario. Y nos prepara, después del espantoso Sócrates frente a Minos, para saborear aún más el apólogo rabínico titulado El origen de los insectos. Allí, el Diablo ya no se contenta con avergonzar al hombre con su dialéctica de labios apretados, ataca a Dios mismo, y Dios muestra que ha perdido la partida cuando finalmente responde: Hablemos de otra cosa.
Elogio y mística (en el sentido timológico del iniciado), Louis Mnard nos invita a saborear el misterio de los Dioses que están en la Naturaleza, porque la Naturaleza es el medio en el que se mueve el hombre y sus Dioses son su semejanza. Fuerzas libres, leyes vivas, los Dioses son el fundamento de una moral que, como los griegos, Louis Mnard no distingue de la política.
A sus ojos, estos dioses simbolizan la libertad, la libertad en la tierra como en el cielo, el ejemplo del cielo; y para él, las religiones son la expresión ideal de la sociedad. Discípulo de Homero, Herms y Jean-Jacques Rousseau, Louis Mnard (1822-1901) fue un pensador profundamente original, además de un escritor de primer orden.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)