Rutas alimentarias: Cultivar plátanos en Islandia y otras historias de la logística de la alimentación

Opiniones de los lectores

El libro ofrece una visión completa del sistema alimentario, destacando su complejidad y los diversos factores que influyen en él. Anima a los lectores a interesarse por el tema a la vez que explora la evolución futura de la tecnología alimentaria y las cadenas de suministro. Sin embargo, la estructura y claridad de la redacción podrían mejorarse, ya que algunas partes pueden parecer inconexas y carentes de profundidad en la explicación.

Ofrece una gran visión del sistema alimentario desde múltiples ángulos, fomenta la participación del lector, incluye un fascinante debate sobre las futuras tecnologías y logística alimentarias y presenta un marco útil para comprender la cadena de suministro alimentario.

Algunos párrafos carecen de coherencia y claridad, los temas pueden derivar sin suficiente explicación, las suposiciones sobre los conocimientos previos del lector pueden llevar a confusión, y el libro podría beneficiarse de más referencias, notas y explicaciones estructuradas.

(basado en 3 opiniones de lectores)

Título original:

Food Routes: Growing Bananas in Iceland and Other Tales from the Logistics of Eating

Contenido del libro:

Encontrar oportunidades de innovación en el camino entre el agricultor y la mesa.

Aunque pensemos que sabemos mucho sobre la comida buena y sana -incluso si compramos productos ecológicos, creemos en la comida lenta y leemos Eater-, probablemente no sepamos mucho sobre cómo llega la comida a la mesa. ¿Qué ocurre entre la granja y la cocina? ¿Por qué todos los aguacates son de México? ¿Por qué un restaurante de Maine pide cordero de Nueva Zelanda? En Food Routes, Robyn Metcalfe explora un aspecto del sistema alimentario mundial que a menudo se pasa por alto: cómo pasan los alimentos del productor al consumidor. La cadena de suministro se está adaptando a nuestras demandas cada vez más complejas de personalización y comodidad, pero no será fácil.

Las herramientas digitales conectadas en red mejorarán el sistema alimentario, pero también pondrán a prueba nuestra relación con la comida de formas que provocarán ansiedad. No será fácil trasladar nuestro afecto de los verdes campos de tomates ecológicos a los altos invernaderos atendidos por robots. Sin embargo, según Metcalfe, un optimista cauteloso de la tecnología, los avances tecnológicos ofrecen oportunidades de innovación que pueden hacer llegar mejores alimentos a más personas en un mundo cada vez más urbanizado.

Metcalfe sigue una porción de pizza neoyorquina y un sándwich club a través de la cadena de suministro de alimentos; considera los alimentos locales, los alimentos globales y los desiertos alimentarios; investiga el procesamiento, envasado y almacenamiento de los alimentos; explora las redes de transporte que conectan la granja con el plato; y explica cómo se pueden rastrear los alimentos utilizando sensores y el Internet de las Cosas. En el futuro, los alimentos podrán estar diseñados, conectados en red y ser casi independientes de los cultivos en los campos. Las nuevas tecnologías pueden hacer más eficiente el sistema alimentario, pero ¿a qué precio?