Rusia, la UE y la Asociación Oriental: ¿Construir puentes o cavar zanjas?

Título original:

Russia, the Eu, and the Eastern Partnership: Building Bridges or Digging Trenches?

Contenido del libro:

Incluso antes de la crisis ucraniana, ni Rusia ni la UE estaban satisfechas con su relación. A pesar de la interdependencia económica, la asociación estratégica, las declaraciones oficiales de pertenecer cultural e históricamente a la misma "familia europea" y a pesar del interés declarado de Rusia por establecer una comunidad económica que se extienda de Lisboa a Vladivostok, a los dos actores les resultaba difícil ponerse de acuerdo en cuestiones importantes. El ambiente conflictivo entre la UE y Rusia tiene tres dimensiones principales: las cuestiones normativas, las relaciones energéticas y la vecindad compartida, siendo esta última especialmente destacada tras el lanzamiento de la Asociación Oriental (AO) en 2009. El antiguo espacio soviético ocupa un lugar central en la política exterior rusa. El especial interés de Moscú en esta zona se debe a factores económicos, a cuestiones relacionadas con la diáspora y, sobre todo, a la necesidad de seguridad que percibe. Obsesionada por el temor a verse rodeada de enemigos, Rusia considera que su hegemonía sobre las antiguas repúblicas soviéticas es primordial para la protección de sus propias fronteras. Por lo tanto, el acercamiento de cualquier otro actor hacia esta región se mira con gran recelo.

En este contexto, Vasile Rotaru analiza las relaciones UE-Rusia haciendo especial hincapié en el impacto de la Asociación Oriental en las relaciones de Moscú con Bruselas. Sostiene que la AO representó un punto de inflexión en las relaciones UE-Rusia, determinando que Moscú revisara su actitud hacia la Unión. Rotaru explica que, aunque la AO fue iniciativa de Bruselas, la Asociación respondía a las aspiraciones de las seis antiguas repúblicas soviéticas. Además, a pesar de su oposición a la iniciativa de la UE, la propia Rusia actuó involuntariamente como propulsora de la AO. Al pretender mantener cerca a las antiguas repúblicas soviéticas, Moscú suele llevar a cabo una política asertiva y agresiva en el "extranjero próximo". Esta estrategia, sin embargo, ha tenido sobre todo efectos contrarios, haciendo que los vecinos de Rusia busquen en otra parte el apoyo a su soberanía. Desde esta perspectiva, el acercamiento de Moldavia, Bielorrusia, Ucrania y las tres repúblicas del Cáucaso a la UE no ha estado determinado únicamente por la prosperidad y el atractivo de poder blando de Bruselas, sino también por los temores existenciales de las antiguas repúblicas soviéticas.

El libro se dirige a un amplio abanico de estudiantes, investigadores y profesores especializados en Rusia, la UE y el antiguo espacio soviético en los campos de las Relaciones Internacionales, el análisis de la política exterior y los estudios de seguridad, así como a analistas de grupos de reflexión y responsables políticos.