Religión, poder e ilusión: Genealogía de las creencias religiosas

Opiniones de los lectores

En general, «Religión, poder e ilusión», del Dr. Patrick Hurley, es un libro bien documentado que invita a la reflexión sobre los orígenes y la evolución de las creencias religiosas. El autor presenta una tesis sólida sobre la interacción entre religión, poder e ilusión, y cautiva a los lectores con sus argumentos y su atractivo estilo de escritura. Sin embargo, algunos lectores critican las simplificaciones excesivas y los sesgos percibidos en el análisis de los fenómenos religiosos.

El libro se describe como bien documentado, atractivo y que invita a la reflexión, con un estilo de escritura claro y coloquial. Muchas reseñas destacan su capacidad para obligar a los lectores a replantearse creencias arraigadas, presentar una plétora de ejemplos históricos y mantener un tono objetivo al analizar el dogma religioso. También es digno de elogio su enfoque interdisciplinar, que incorpora ideas de diversos campos.

Los críticos sostienen que el libro simplifica en exceso los complejos desarrollos religiosos y presenta una visión sesgada según la cual todas las religiones son un medio para que los sacerdotes obtengan y mantengan el poder. Algunas reseñas sugieren que ciertas perspectivas filosóficas invocadas son un refrito de ideas establecidas. Algunos lectores opinan que la ausencia de puntos de vista alternativos o de perspectivas religiosas disidentes debilita el análisis general.

(basado en 22 opiniones de lectores)

Título original:

Religion, Power, and Illusion: A Genealogy of Religious Belief

Contenido del libro:

Según los antropólogos, la religión surgió en el Neolítico, una época que comenzó hace 12 mil años, cuando la gente abandonó el estilo de vida cazador-recolector y empezó a establecerse en comunidades. En la época de los antiguos egipcios, la religión había alcanzado un importante nivel de desarrollo.

Los espíritus de las semillas y del clima se habían convertido en dioses. Al final, los dioses llegaron a ser más de mil; cada dios requería un templo, y cada templo necesitaba un sacerdote, o varios de ellos. Tras la muerte de Jesús, el dios cristiano tardó otros trescientos años en alcanzar su forma definitiva.

Se logró gracias al trabajo de docenas de obispos que lucharon con el problema de cómo un dios formado por tres personas podía ser realmente una entidad. La ortodoxia religiosa tal y como la conocemos hoy es el resultado de las innumerables soluciones propuestas por los sacerdotes, no el resultado de textos o enseñanzas de inspiración divina, con varios obispos condenando algunas propuestas como heréticas y bendiciendo otras como convencionales.

Pero, ¿cómo se distinguía la ortodoxia de la herejía? Cualquier postura que aumentara el poder de los obispos era, por definición, ortodoxa, y cualquier postura que lo socavara, herética. Así, el dios cristiano que tenemos hoy es una construcción ensamblada a lo largo de muchos años, y durante dos mil años ha servido para aumentar y solidificar el poder de los obispos que lo crearon y que lo sostienen.

Religión, poder e ilusión concluye que el poder sacerdotal está tan firmemente arraigado en la condición humana que no es probable que la religión desaparezca pronto. También explora la lógica defectuosa utilizada por los promotores religiosos, y lo que es necesario para que las experiencias no sean ilusorias.