Rebeldes literarios: Una historia de escritores creativos en las universidades angloamericanas

Título original:

Literary Rebels: A History of Creative Writers in Anglo-American Universities

Contenido del libro:

¿Cuántas veces ha oído que los programas de escritura creativa son fábricas que producen el mismo tipo de escritores, aislados de la vida real? Sólo escapando del mundo académico pueden los escritores ser completamente libres. Las universidades son lugares profundamente conservadores, diseñados para favorecer una determinada forma de escribir -preferentemente informada por la teoría literaria. Los que rechazan el discurso creativo/crítico del mundo académico son los verdaderos rebeldes, condenados a vivir (o sobrevivir) en un duro mercado literario. El conformismo está del lado de la academia, dice la historia, y la rebelión, del otro.

Este libro rebate la idea de que los programas de escritura creativa se rigen por la conformidad. Por el contrario, demuestra que estos programas en Estados Unidos y Gran Bretaña fueron fundados y desarrollados por personas ajenas a la literatura, que dejaron una huella perdurable en su disciplina. A día de hoy, la escritura creativa ocupa una posición marginal en las universidades angloamericanas. La multiplicación de nuevos programas, acompañada de un aumento de las matrículas, no ha hecho nada por cambiar esa posición. Como disciplina, la escritura creativa se esfuerza en oponerse a la corriente principal de la universidad, al tiempo que se beneficia de lo que ésta puede ofrecer. Históricamente, esta oposición a los académicos fue tan virulenta que a menudo condujo a la separación de los departamentos de escritura creativa y literatura. El Taller de Escritores de Iowa, fundado en la década de 1930, se separó del departamento de inglés tres décadas después, y sigue ocupando un edificio diferente en el campus, con escasa comunicación entre escritores y académicos. Este modelo de.

La división institucional es menos común en Gran Bretaña, donde la disciplina surgió formalmente a finales de los sesenta y principios de los setenta. Pero incluso cuando la escritura creativa se ubica dentro de los departamentos de literatura, las relaciones con los académicos siguen siendo incómodas. Los escritores creativos y los académicos no son, ni han sido nunca, compañeros de cama naturales.