Profesiones de un judío afortunado

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Título original:

Professions Of A Lucky Jew

Contenido del libro:

En 1932, Benno Weiser Varon era estudiante de medicina en Viena. Durante una reyerta en el Instituto Anatómico rescata a un compañero judío, al romperle el cráneo a un enorme nazi con dos llaves metálicas de gran tamaño, mientras unos treinta nazis observaban desde un piso superior. Consideró este acontecimiento su rito de iniciación, en el que se demostró a sí mismo que «los judíos no son cobardes». «La vida le daría muchas oportunidades de volver a demostrarlo.

¿Un Rambo judío? En absoluto. Sus compatriotas vieneses le recuerdan por hacerles reír. Escribió, dirigió y actuó en cabarets literarios. Gerhard Bronner, el animador más importante de Viena, afirma que ver actuar a Weiser le inspiró a la hora de elegir su carrera.

Lo único que pude llevarme de la Viena nazi», dice Weiser Varon, “fue mi acento”. «Pero también exportó su espíritu de lucha. Como primer columnista sindicado de Ecuador, mezclando el drama con la sátira, dispensó fe a los que apoyaban a los Aliados y acidez a la poderosa colonia nazi. Las potencias del Eje patrocinaron siete semanarios para contrarrestar su influencia, hubo una interpelación en el Parlamento, una «promesa» del ministro del Interior de silenciarle, un artículo de opinión a dos bandas con un diplomático de Vichy. El New York Times, al informar sobre su lucha, lo calificó como uno de los columnistas más conocidos de América Latina.

En 1946, la Organización Sionista Mundial lo reclutó para su campaña destinada a convencer a las naciones de América Latina de la justicia de la lucha judía por la creación de un Estado. El nicho de Varon en la historia es la Resolución de la ONU de 1947 sobre la partición de Palestina. La Enciclopedia Judaica le atribuye a él y a un colega los decisivos votos latinoamericanos. En 1964 Golda Meir le nombró embajador en una sucesión de países latinoamericanos. En 1970, Baron sobrevivió a un intento de asesinato por parte de terroristas palestinos. En 1972 se retiró de la diplomacia y volvió al periodismo.

Varon conoció a Albert Einstein y Aleksandr Kerensky, así como al «quién es quién» de los escritores, pintores, intelectuales y estadistas latinoamericanos, como Perón, Castro, los Somoza y Stroessner. También quedó segundo en un concurso de chistes con Bob Hope y, junto con su esposa actriz, escribió una obra de teatro, «A Letter to the Times», que se produjo tanto en inglés como en español.