Philip Howard, Cardenal Protector de Inglaterra

Título original:

Philip Howard, Cardinal Protector of England

Contenido del libro:

El 3 de enero de 1666, el padre Philip Howard, un sacerdote católico formado en el continente, fue nombrado Gran Almirante de Catalina de Braganza, la reina católica de Carlos II.

Más tarde, ese mismo año, el Gran Incendio de Londres, atribuido maliciosamente a los católicos, redujo gran parte de la City a una ruina humeante y se prohibió a los papistas el acceso a la capital. Los años siguientes no estuvieron exentos de dificultades para los católicos ingleses, pero en el momento de la gran crisis que terminó con la deposición y el exilio del católico Jacobo II, el genial ex Gran Almirante de la cuñada de Jacobo ya hacía tiempo que había abandonado Inglaterra, tras haber sido llamado a Roma y nombrado cardenal.

Posteriormente, en 1680, el Papa le nombró cardenal protector de Inglaterra, siendo el primer inglés en ocupar este influyente cargo. Nacido en 1629 en el seno de una de las familias preeminentes de Inglaterra, el futuro cardenal Howard era bisnieto del mártir católico san Felipe Howard, conde de Arundel. Criado como anglicano, abandonó Inglaterra en 1642 para dirigirse al continente, donde recibió influencias católicas y, a la edad de 15 años y a pesar de la feroz oposición de su familia, el joven Felipe decidió ingresar en la Orden Dominicana, lo que hizo, poniendo en marcha el renacimiento de su provincia inglesa.

La restauración de la monarquía Estuardo en 1660 había reavivado las esperanzas de los católicos ingleses, y Howard regresó a Inglaterra para emprender una carrera en la corte que prosperaría hasta 1675, cuando fue elevado al Sacro Colegio, siendo el primer inglés nombrado cardenal desde la muerte de William Allen en 1594. Aunque residía en Roma, como cardenal protector de Inglaterra, Howard era considerado por la Santa Sede como la principal autoridad en todos los aspectos de la vida de la Iglesia católica en Inglaterra, una Iglesia asolada por la renovada persecución resultante de las explosivas invenciones del virtuoso mentiroso Titus Oates y su mortífera conspiración ficticia, la "Conspiración papista".